Las pocas lloviznas caídas por las ondas tropicales han refrescado un poco el ambiente de Margarita y de paso muchos árboles se han vestido con su hojas nuevas de distintos tonos de verdes. El periodista Pedro Cuartilla, observaba las montañas coronadas con neblina, aledañas a su casa, mientras oía a su emisora favorita Mundial Margarita (1020AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve) que informaba sobre los últimos acontecimientos, y pensó: "No es por nada, pero el domingo pasado la cobertura que dio la emisora que siempre está de "la mano con el pueblo", estuvo extraordinaria, pues en los estudios estuvieron: Carola Chávez y Roberto Malaver, desde las 9am hasta las 8am, mientras los periodistas: Sol Pérez, Mario Moreno, Ivanova Hernández y Erasmo Carrillo, estaban desplegados en varios sitios. Mientras que su director Emigdio Malaver acompañado con Daniela Malaver, hicieron unos pases especiales desde varios centros de votación. Total, que la comunidad se mantuvo informada de esa fiesta democrática, de ese acto alegre y voluntario con el cual el pueblo sabio, le respondió a la oligarquía apátrida, que lo ha tenido sometido a la tortura de una guerra económica que no ha podido borrar de la conciencia de la gran mayoría, el legado del Comandante eterno, Hugo Chávez Frías".
El reportero desde su patio seguía extasiado por la belleza de los cerros, cuando sonó el celular y del otro lado respondió su amigo Pedro Cachamay: "Epa Cuartilla, ¿qué te parecieron las elecciones? ¿Cómo le quedaría el ojo a la oposición? La verdad que le quedó zumbando y disparando odios, tanto es así que a mí me contaban unos compatriotas que por unos centros de votación pasaban ciertos opositores y lo que soltaban por esa lengua eran culebras, maldiciones y mentadas de madres; es decir el odio en pasta que los devora, los abraza, los ciega y los enloquece. Por eso que Dios nos agarre confesados, si en un supuesto negado esa gentecita vuelve aunque sea un día al poder, pues ya lo demostraron el 11 y 12 de abril del 2002".
Pedro Cuartilla, siguió escuchando a su amigo, hasta que se despidió, y luego, fascinado por la hermosura del paisaje, reflexionó: "Sin duda, Cachamay tiene razón. Sin comentarios".