La peor tontería que cometería un gobierno acosado por no entender que el sol sale para todos los chavistas, es incurrir en el graso error de bloquearle el camino a nuevas corrientes autocriticas, visionarias y sin ansias enfermizas de poder que contribuyan a perfeccionar el sistema político vigente. Hoy, la herencia de Chávez está en serios apuros por falta de pluralidad y excesiva soberbia de algunos actores que creen tener a Dios agarrado por las barbas. Y lo peor de todo este drama republicano, es que quienes se sienten invencible ya tienen el agua al cuello, pero pareciera que quisieran suicidarse en primavera; ignorando así que a la vuelta de la esquina los podría estar aguardando una tragedia griega.
A diferencia de la dictadura del proletaria que el bolchevismo implemento en la primera mitad del siglo veinte para impulsar la nueva sociedad en Rusia, debe quedar claro que con el socialismo del siglo XXI la diversidad de corrientes críticas, es el pan de cada día para enriquecer el necesario debate, pues al fin y al cabo no somos la alianza de autómatas que se mueven en la misma dirección como el monorriel.
Por recurrente soberbia y grosera autosuficiencia, a más de un gobierno le ha tocado morder el polvo de la derrota, porque esta de ante ojito que la paciencia de los pueblos se agota y esas leyes dialécticas de la historia son implacables cuando deciden lanzar a cualquiera al foso de los fracasados. Y que conste que lo más triste de todo es que ningún perdedor tiene doliente, y sino que le pregunten a quienes cayeron en forma estrepitosa por andar envilecidos por el mal uso del poder. De modo que no entender que el país es una olla de presión a punto de estallar , y que reprimir a quienes disientan de algunos manejo, a la postre pudiera resultar la crónica de una muerte anunciada.
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello deberían verle el lado bueno a la presencia de una izquierda emergente, sin gríngolas ni mordazas, pues en las actuales circunstancias demostrado esta que la polarización solo conduciría a un catastrófico choque de trenes, entre fuerzas progresistas y la extrema derecha fascista que ya apesta a descomposición. De tal manera que ese inmenso país reflejado en las encuestas y que anhela la concordia nacional, también vería con buenos ojos que la Asamblea Nacional estuviese integrada por mujeres y hombres ganados para la paz, el socialismo y el goce pleno de las libertades.
Ojo, a quien pueda interesar: errar es de humano y rectificar de sabio.