Aunque son muchas las dudas que rodean las próximas elecciones parlamentarias, sin embargo, quisiéramos creer que las corrientes políticas que pugnan por el control del Poder Legislativo, prefieran contarse, sin importarles esta vez que pudieran agarrar fallo en el reparto de curules, así como tener que llegar renqueando al Capitolio, igual que Don Cipriano Castro después de la Batalla del Tocuyito en 1899. De modo que por ahora, votar o abstenerse será el gran dilema para eso factores políticos que requieren con urgencia de una válvula de escape, para dirimir rabiosas diferencias, pudiendo de esta manera reincorporarse a la civilización del siglo XXI.
De acuerdo a la tendencia observable, se lee a corto plazo que las cosas tienden a empeorar, y todo por culpa de una irresponsable dirigencia insaciable de poder, a quienes poco le importa enfrentarse al juicio implacable de la historia que nunca perdona a los traidores. Todo esto viene a explicar porque, ahora, el país marcha al garete, en forzado transito al calvario, condenando así a generaciones presentes y futuras a encontrar vacía la alcancía, pues a tanto llego el derroche de los gobernantes, que a lo mejor tocara raspar la olla.
Un día después del 6 de diciembre, si por mala racha miopía y mezquindad se juntan, para impedir que surja una fuerza emergente que detenga el choque de trenes entre chavistas poco originales y opositores fascistas, entonces sí que estaremos en serios problemas viendo como Arde Troya. De ahí, que Poder Laboral y Marea Socialista, estén haciendo un sincero llamado a la unidad de ese inmenso pueblo sensato y civilista que no desea prolongar el triste espectáculo de venezolanos haciéndose daño como perros y gatos. O será que definitivamente la sindéresis nos está estorbando a todos.