El Gobierno de Rómulo Betancourt y la insurrección armada

Hugo Rafael Chávez Frías expresaba, con cierta regularidad en tiempos extraños, que nuestra Revolución Bolivariana era pacífica pero armada. Curiosa frase para los expertos en los análisis de las Ciencias Políticas y de aquellos que le buscan "tres pies al gato"; en realidad sería correcto decir: "siete vidas al gato", sí es que las tienen. En fin, la Revolución Bolivariana y ahora también Chavista es un proceso socio-político y económico-ideológico que va transitando en sus tiempos junto a sus propias contradicciones plus aquellas decisiones de la "contrarrevolución" que buscan por todos los caminos posibles que Venezuela no de un salto cualitativo y cuantitativo en su proceso de transponer el Estado rentista heredado hacia el Estado moderno, social y solidario sustentado en las tesis humanistas junto a ideologías incluidas aquellas en las que se mantiene en el tiempo el sistema capitalista y es por ello que los argumentos actuales de la contrarrevolución son contradicciones en su propia esencia ideológica o, quizás, es mejor precisar en su ignorancia y mala intención en el marco actual de la reingeniería del propio capitalismo requerida por ese continuo "romper techos de crecimiento continuo".

 

Pero el actual proceso político en el cual está incursa Venezuela viene de decisiones pretéritas que, en este texto, las vamos a circunscribir al Gobierno de don Rómulo Betancourt sin negar aunque sin mencionar, por ahora, esos tiempos pretéritos obligantes e influyentes. A título de ejemplo, nos comentaba nuestro profesor de Historia en Técnicas de Investigación y matemático, Victor Grüber, sobre realidades pasadas que se involucraban ideológicamente con "el comunista Rómulo Betancourt" antes de, en ambos acuerdos, suscribir las tesis trotskistas, anti-estalinistas y anti-Internacional Comunista (Comintern).

Este dato histórico es de elevada importancia cuando nos adentramos a las realidades históricas que se desarrollaron durante las responsabilidades como Presidente de Rómulo Betancourt en su Gobierno electo bajo los paradigmas de la Democracia Representativa. Al tiempo "el profe" nos comentaba sobre aquella propuesta de ley referida a la Reforma Agraria, propuesta elevada por Acción Democrática durante el "Trienio" que no fuera tomada en consideración durante su quinquenio referido sino que se aprobaría una "Ley de Reforma Agraria" cuyo autor, como le comentamos, nos opinara sin excusas que la misma no había tenido el impacto reformador agrario necesario para que la República se avocara a desarrollar una política agrícola que permitiera eliminar la denominada, "agricultura de puertos", que aún, desgraciadamente, está campante por intereses personalizados.

El Gobierno de Rómulo Betancourt es de una riqueza política e ideológica, quizás, de tal nivel solo comparable con el actual proceso revolucionario liderado por Hugo Rafael Chávez Frías y continuado por Nicolás Maduro Moros. Ello significa que para poder alcanzar razones revolucionarias es de obligación realizar un estudio completo de aquel gobierno betancourista que nos permita, globalmente, conocer y decidir dónde estuvieron los aciertos y las fallas revolucionarias en tanto y cuando, en nuestra consideración, el actual proceso revolucionario bolivariano y chavista se encuentra inmerso en un conjunto de muy serias contradicciones que son, permanentemente, alimentadas en las siquis de toda la sociedad venezolana y no venezolana en territorio histórico de Venezuela por la contrarrevolución.

Es por ello que para poder alcanzar una sólida "unión cívico-militar" debemos objetivar y sincerar actuales errores en los diferentes sub-conjuntos adscritos a la Revolución Bolivariana y Chavista adicionando a todos aquellos entes sociales que se refieren a si mismo como revolucionarios sin miedos y temores porque el mismo proceso evolutivo y perfectible de la Revolución Bolivariana y Chavista los asumirá y/o los rechazará dando en conocer que el proceso actual revolucionario venezolano se sustenta en serias e importantes bases como para poder confrontar desarrollos contrarrevolucionarios en dialéctica continuada en el marco de la "lucha de clases".

En ese marco de referencia es de obligación preguntarse: ¿fue inevitable tomar decisiones armadas? Pero más allá de esa pregunta, ella nos obliga, también, a preguntarnos: ¿cuándo, exactamente, se tomaron esas decisiones? Es de importancia vital tratar de precisar esos tiempos propuestos para poder darle el carácter nacionalista, independientemente del mismo carácter internacionalista, a ese proceso revolucionario venezolano. En ese contexto la siguiente pregunta sería precisar las objetivas diferencias en los diferentes niveles de decisiones no solo en cuanto a un partido político como es de obligación como con respecto al "otro partido político" cuando sobre bases ideológicas se encontraban y conocían serias diferencias objetivas en cuanto a la concepción e influencias externas sobre el proceso revolucionario en el desarrollo de la insurrección armada, concretamente, en Venezuela.

Lo inmediato anterior nos lleva a preguntarnos sobre ¿cómo influyeron, realmente, no solo las decisiones alcanzadas por Rómulo Betancourt en el marco del "Pacto de Puntofijo" cuando, necesariamente, le adicionamos las decisiones alcanzadas en Nueva York? Lo cual nos lleva a considerar la relación entre los contenidos en el "Pacto de Puntofijo" y las dos divisiones que sufriría el partido Acción Democrática durante el gobierno de Betancourt y, al tiempo, analizar cómo esas divisiones hubieron podido influir en el proceso de la insurrección armada.

En alguna ocasión, nos comentaron como durante los tiempos en cárcel de comunistas y adecos durante el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez, se dictaban clases no solo de "materialismo" sino de latín, griego e Historia de Venezuela (don Régulo Burelli Rivas dixit -q.e.p.d-). Esa interacción, probablemente, tuvo una fuerte y seria incidencia en el seno de Acción Democrática pero también en las realidades objetivas en el desarrollo de la insurrección armada.

Aunque no se desprende de lo anterior propuesto, nos consideramos que se presentaron durante el proceso evolutivo del Gobierno de Betancourt una serie de realidades y contradicciones que tuvieron su serio impacto aunque aún no demostrado en el campo de las ideas y, en consecuencia, en las concepciones políticas de la Política venezolana. ¿Supieron leer las fuerzas revolucionarias las contradicciones ante las cuales se enfrentó Rómulo Betancourt?

Es evidente y obligante expresarlo que en el movimiento insurreccional, aparentemente, se presentaban lecturas diferentes en el desarrollo de las decisiones políticas que afectaron muy seriamente al propio proceso insurreccional venezolano. Los diferentes escenarios, en nuestro análisis en desarrollo, se vieron afectados por las decisiones políticas provenientes del propio Gobierno de Betancourt; es decir, la Política, con mayúscula, se impuso sobre la temporalidad revolucionaria, fundamentalmente, en las realidades decisorias urbanas que tuvieron serias incidencias en las concepciones rurales. Ésta realidad no le permitió al propio proceso revolucionario alcanzar a percibir las serias diferencias entre las decisiones políticas y militares en el Gobierno de Rómulo Betancourt con respecto a lo que serían en el Gobierno de Raúl Leoni cuando las tesis y praxis de la Escuela de las Américas incidió, seriamente, en esas decisiones gubernamentales y, en consecuencia, en el propio proceso de la insurrección armada durante ese Gobierno del señor Leoni.

En ese orden de ideas, los centros consolidados en Occidente se verían afectados por decisiones político-estratégicas más cercanas a concepciones históricas que a objetivas realidades en esos momentos históricos. No estaríamos considerando que la estrategia estaba errada sino que la táctica y sus consecuencias "aguas abajo" expresaron serias fallas y errores que afectaron, seriamente, el proceso revolucionario insurreccional. Las contradicciones entre tácticas militares en diferentes frentes nos llevan a considerar una falla no del propio movimiento sino de las decisiones procedentes de zonas urbanas. Como en alguna ocasión diría Edecio La Riva refiriéndose "…al ladrillo en Miraflores y la silla del Senado…". Es decir, Rómulo Betancourt aún inmerso en el escenario de las divisiones de Acción Democrática, de perder el control del Legislativo, de la dialéctica con Rafael Caldera Rodríguez y Jóvito Villalba, supo "capear el temporal" de la insurrección armada sustentando esas decisiones en el proceso de alimentar "su anti-fidelismo".

Es decir, en aquellos tiempos históricos, podríamos considerar que se desarrolló un anti-comunismo de corte estadounidense de "Guerra Fría", se desarrollaría un "anti-fidelismo" que se auto-alimentaba en ambas orillas caribeñas, y el militante anti-estalinismo y anti-internacionalismo de don Rómulo Betancourt producto de razones históricas aún desconocidas, objetivamente.

¿Hubieron vencedores y vencidos?



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Miguel Ángel Del Pozo


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