Una visión desprejuiciada, heterodoxa y crítica en torno a la evolución musical de Occidente, podría develar los perfiles que ha caracterizado al Rock –y sus variadas vertientes– como un fenómeno artístico nunca antes visto. Ello pasa por entender una trágica dialéctica: su perenne oscilación entre el mercado planetario y el hecho de ser, una de las expresiones más radicales de la sensibilidad contemporánea.
El Rock, sobre todo el sinfónico, tiene proezas en la construcción sonora y la ejecución instrumental; despliegue de facultades lúdicas y animistas; la voz humana en su rol originario como explosión sonora e innovación fonética; el texto lírico que contiene la inmanencia del discurso del "deseo". Su escenificación es ritualización de la vida cotidiana, los gestos, el vestuario, que cobran nuevamente significado y las imágenes su preciado poder. Ocurrió una revolución estética en sus componentes musicales, nacieron sonoridades no "racionalizadas" por el "modelo armónico" occidental, se derrotó la supremacía del "tono fundamental" y "el principio de la tonalidad" y se reivindicó la modulación y potenció, en amplia escala, la cadencia. Se erigió la individualidad y la libertad creativa del solista, donde las piezas son portadoras de una "resolución", el aullido terapéutico y "glissando"; se revalorizó el uso del semitono, llegando a conectarse con sistemas escalares no-occidentales.
El Rock, fue el detonante de la expansión de la música para grandes audiencias, anticipada con aquella temprana irrupción del ímpetu beethoveniano. La utilización de los elementos del lenguaje arquetipal, el blue o la estética del jazz lo impregnó de las principales fuentes de la música popular de nuestro siglo xx e hizo estallar junto a una re-memorización, nuevas expresiones musicales. Es lamentable que en las tendencias actuales como el "transmetal" o el "post-tecno" no tengan espacio expresivo para la multiculturalidad. El Rock sinfónico y la psicodelia recapturaron el papel del público; la convocatoria "tribal" de participación y vivencia masiva del fenómeno musical vivo eternizando el sentido "ceremonial".