Una amiga envía desde la Universidad de Princeton los datos de una actividad que debió realizarse ayer en la universidad de Columbia. Valga acotar que se trata de una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, así que los académicos que allí pergeñan y el auditorio que allí es convocado constituyen, en buena medida, una referencia importante en y para ese país.
La convocatoria dice así:
Brown Bag: "Challenging Hugo Chavez: On the Campaign Trail with Roberto
Smith"
Speaker: Roberto Smith, Presidential Candidate in Venezuela
Come listen to Roberto Smith, presidential aspirant and challenger to Hugo Chavez in Venezuela . Mr. Smith is rapidly positioning himself as one of the key political players in the Venezuelan arena. His independent and optimistic angle is attracting more and more attention from analysts and political observers and of course voters from all over the spectrum. With presidential elections due to happen in November of this year, this is a unique opportunity to listen to Mr. Smith talk about Venezuelan current affairs and what the upcoming elections signify in this Latin American oil-rich country.
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Mi inglés es pésimo, pero no hay que ser gringo, espiritista ni Petejota para adivinar de qué va la cosa: el candidato presidencial “and challenger to Hugo Chavez” Roberto Smith se presentó (y es presentado allá) como un tipo que, debido a su “optimista punto de vista”, cada vez capta más y más (more and more) la atención entre los analistas y observadores políticos, y, por supuesto, de todo el espectro de votantes venezolanos. Es uno de los elementos clave en la arena política venezolana. Caramba, primo, ¿en qué desván te tenían escondido?
De acuerdo con lo que dice y de acuerdo con lo que insinúa esa presentación, usted, habitante de Venezuela, enciende un televisor o la radio, o lee un periódico, y ahí está Roberto Smith, echándole gasolina al candente debate político. Lo mejor del chiste es que los académicos norteamericanos, que ven sólo el país que les muestran los tipos blancos, bien vestidos y perfumados como ellos, se lo deben estar creyendo: milímetros faltan para que las fundaciones que de esas universidades dependen como candidato a Smith
Usted se mete en el Metro y allí puede leerse, nítido sobre la raya amarilla, el inigualable mensaje de Roberto Smith. Usted va en su carro por la autopista y el sonido que producen los postes que va dejando atrás susurran: “Roberto Smith, Roberto Smith, Roberto Smith”. Las palomas de la plaza Bolívar ya no dicen cucurrú-cucú sino “Roberto Smith”. Los niños de seis meses ya no balbucean “pa” o “ma” sino “Smith”. La canción Pedro Navaja, de Rubén Blades, ha sufrido una misteriosa distorsión en la parte que dice:
“Mientras camina
del viejo abrigo saca un revólver
esa mujer
y va a guardarlo en su cartera
pa que no estorbe,
un 38, Smith and Wesson del especial...”
Porque ahora dice: “...un 38 SMITH SMITH SMITH SMITH...”, y no para sino hasta que el operador del aparato reproductor lo desenchufa.
Roberto Smith en la sopa.
Roberto Smith en el remolino que se forma en la poceta al descargar.
Tiembla, Hugo Chávez: todo huele a Roberto Smith en Venezuela.
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La da risa por varias razones. Una de ellas es que, si sigue adelante en su “rapidly positioning” en la opinión “pública” de las momias de Columbia y otras universidades, el Smith sólo puede causarle algún perjuicio a esa gente, a quien le sobran los reales y que después de escuchar su verbo pastoso seguramente quedarán maravillados con su maravilloso plante de yuppie tropical, y ni hablar de su condición de exministro del gobierno de CAP, a quien recuerdan (y albergan) allá con mucho cariño. Allá las universidades y sus fundaciones públicas y clandestinas y su decisión de darle alguna limosna a este sujeto, que como buen producto en promoción ya tiene un eslogan: “Presidential aspirant and challenger to Hugo Chavez in Venezuela”.
Ir por el mundo diciendo que uno tuvo que huir porque la dictadura lo persigue es ya un negocio; imagínense cuán rentable es presentarse además como un candidato que se “posiciona” rápidamente entre los votantes. Guao.
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¿Es muy complicado entender ahora, a la vista del fenómeno Smith, por qué hay tipos que se pasaron y se pasan la vida de candidatura en candidatura? ¿Saben ustedes cuánto dinero excedente puede quedarle a usted después que mil empresas, grupos, gobiernos y personajes ha financiado su campaña electoral? ¿Entiende ahora por qué un dinosaurio como Burelli Rivas, un caso perdido como Olavarría, un atolondrao como “El Indio Amazónico”, un estúpido como Gonzalo Pérez Hernández y un alfeñique como Gastón Guisandes insistieron en lanzarse a la arena política, a sabiendas de que jamás obtendrían la presidencia y ni siquiera una microscópica porción de poder en ninguna parte?
Compatriotas, ser candidato es tremendo negocio. No es un trabajo fijo o estable pero sí es un buen tigre que cualquiera puede matar, pasando pena un rato en televisión, pidiendo plata para imprimir cinco mil afiches e imprimiendo mil doscientos, haciendo un poco de teatro aquí y allá para hacerles creer a los pobres financistas ricos que “Mi presencia en la campaña es una inversión para el futuro”.
Tarea para la casa: revise la lista de candidatos y precandidatos actuales y señale con una equis cuántos Smiths puede usted detectar allí.
José Roberto Duque
http://casadelperro.blogspot.com