Después de dos años de guerra económica, aun se esperan decisiones gubernamentales, transcendentales, que puedan servir para erradicar esta especie de "Peste" que ha caído sobre Venezuela. Hoy, los salarios de los trabajadores se han convertido en comida para bachaqueros, quienes amparados en su mercado negro, cotizan el alimento diario de acuerdo a sus agallas monetarias y no de acuerdo a la necesidad de su vecino, hermano o amigo.
En este tipo de mercado no hay compasión, la idea es buscar los reales como sea, pues ya están hechos. Y, que mejor oportunidad que este encallejonamiento al cual está siendo sometido el gobierno, que parece sigue buscando la formula para enfrentar esta pesadilla, en que se ha convertido la guerra económica.
No se puede negar, que la gente sigue preocupada y quejosa por la escasez de algunos productos, y cuando los consigue son vendidos en poca cantidad, por lo que tienen que acudir al mercado negro (Bachaquero) para satisfacer, completamente, su necesidad. Aparte, deben someterse a la forma despectiva y grosera con que algunos vendedores las/los tratan, conminándola(o) al "lo toma o lo deja". Esta claro, que la necesidad le hará tomar el producto y pagar por ello, lo que le pidan. Esto perturba a la persona que compra, que muchas veces profiere maldiciones, que si llegaran a caer, no hubiera un bachaquero sano; además, se quejan de la falta de autoridad.
Porque, parece que también la autoridad encargada de vigilar los precios de los productos, se presta para la comparsa que favorece al vendedor y esquilma al comprador. Todos los días, aparecen los productos con precios nuevos, como si la empresa tuviera una maquina para poner los precios que desea, sin supervisión de autoridad alguna. Es decir, el consumidor recibe una sorpresa diaria que no la aguanta ningún bolsillo, solamente "los bolsas" como uno. La estafa, la usura están, actualmente, a la orden del día. Las cadenas de supermercados, no respetan los criterios de ventas por cedulas, ni restringen las ventas al por mayor a quien de seguro estafará a su vecino.
No hay que negar, que a medida que transcurre el tiempo, las dificultades hogareñas aumentan, aun cuando haya entradas de dos sueldos por una pareja que trabaja. Sin embargo, esto podría hacer crecer el malestar social y dejar al descubierto a sectores que puedan estar inconformes con la acción social del gobierno, aun pensando que existe una reserva hipotética de mas de tres millones cuatrocientos mil electores del PSUV, que en su conciencia permanecen intactos sus deseos de seguir votando por el gobierno.
De la misma manera, se puede acotar que, el gobierno a través de sus instituciones dedicadas a la alimentación, ha sabido afrontar en parte la guerra, pero no es suficiente, si desde el gobierno mismo con el sector privado no se llega a acuerdos para definir mecanismos operativos de organización que puedan incidir en la disminución o desaparición de las colas. Pues, a veces parece que los supermercados privados, estuvieran en una jugada de humillación a la población que acude a comprar en sus instalaciones, sometiéndolos a maltratos que deben aguantarse solo para llevarse dos bolsas de harina que no le alcanzarán para comer una semana, hasta que le toque nuevamente por cédula.
Posiblemente, una opción para hacer frente a la realidad económica, a pesar de tener en los actuales momentos un precio bajo del petróleo, sería, reajustar la economía, incluyendo el mejoramiento de sueldos y salarios, lo que ya se ha empezado a hacer a través de las discusiones de contratos colectivos. En todo caso, el gobierno debe hacer una campaña orientada, urgentemente, a recuperar, nuevamente, el bienestar social perdido. Pero, ¿Podría afectar esto a la revolución en términos de votos para el 6D?.
¡Amanecerá y veremos!