EL ANTIIMPERIALISMO, LA UNIDAD LATINOAMERICANA Y DEL TERCERMUNDO
Desde la campaña electoral y en los primeros años de gobierno del Presidente Chávez queda marcada su visión humanista, antiimperialista, el rescate de la soberanía y el nacionalismo, sin embargo por los menos hasta el 2003 su acción de gobierno estaba centrada fundamentalmente en los asuntos políticos internos: La Asamblea constituyente, la Nueva Constitución, el desplazamiento de los actores políticos tradicionales, van a ser los temas protagónicos. Es a partir del golpe de abril del 2002 cuando comenzamos a ver un viraje y una ampliación en el espectro del accionar de las políticas del gobierno. En lo económico comienza a darse impulso a la mediana y pequeña industria, a las cooperativas, los desarrollos endógenos, entre otros. En lo social surgen las misiones en el área de la salud, la educación y la cultura y así mismo, vemos un nuevo interés del gobierno en su política internacional.
En cuanto a la política internacional, a partir del 2002 se tomaron una serie de medidas, entre las cuales está la reestructuración del Instituto de Altos Estudios "Pedro Gual", quien tiene la responsabilidad de formar académicamente a los funcionarios que ingresan al Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, pero lo más importante fue una nueva postura hacia el mundo que podíamos resumir en los siguientes puntos:
Primero: Un frente antiimperialista, demostrada la inherencia del gobierno norteamericano en los sucesos del 2002, el gobierno y más concretamente el Presidente Chávez asume una política frontal frente al gobierno norteamericano al que no duda de calificar de enemigo, y a pesar de que las relaciones comerciales y fundamentalmente las petroleras se han mantenido estable no hay la menor duda que la posición del gobierno de Chávez, su liderazgo en la región Latinoamericana ha afectado los intereses y la política exterior norteamericana.
Segundo: La indispensable integración latinoamericana, desde la llegada a la Presidencia Chávez había insistido en el tema de la integración, fundamentalmente rescatando el Bolivarianismo y la historia del pensamiento integracionista, pero a partir del 2003 el tema de la integración toma un valor mucho más estratégico y político que el romanticismo histórico, convirtiéndose el presidente en un motor fundamental de la integración latinoamericana, fundamentalmente enfrentado a las pretensiones norteamericana de la integración en el Área de Libre Comercio (ALCA) lo cual se perseguía concretar a partir del 2005. A pesar del fracaso del ALCA el gobierno norteamericano siguió proponiendo los tratados del libre comercio bilaterales (TLC), lo que Chávez llamó "los alquitas" o "los alcas chiquitos", lo que sin la menor duda han mantenido y aún mantienen dividido los intereses de las naciones latinoamericana y la política de integración. Esta lucha entre quienes aún siguen defendiendo los preceptos neoliberales y privilegiando la relación con los Estados Unidos, frente a quienes rechazan este modelo económico y privilegian las relaciones entre los países suramericanos ha sido la causante de la crisis dentro de La Comunidad Andina, sobre todo por el enfrentamiento entre Venezuela, Colombia y Perú.
Tercero: El rescate del Tercer Mundo como unidad estratégica de los países pobres del Sur frente al poderoso Norte. No basta con la integración Suramericana, es indispensable la integración económica y fundamentalmente cultural y política entre las naciones que están debajo del Ecuador.
Cuarto: El rescate de la OPEP, manifestando que la integración del Sur no es sólo retórica, no es sólo un discurso simbólico, sino que es concreción económica y política.
Quinto: El Presidente Chávez propuso y asumió el liderazgo de los mecanismos de integración concretos, aunque ha criticado el sentido economicista de Mercosur lucho insistentemente por la incorporación de Venezuela a este grupo, así de clara y radical fue la decisión de salirse de la Comunidad Andina. Bajo su inspiración y accionar fueron creados y constituidos: Petrocaribe, Petrosur, Unasur, La CELAC y el ALBA, todos con la firme intención de utilizar el petróleo como elemento fundamental para la integración económica. Pero yendo mucho más allá el Presidente ha planteado en varias oportunidades que más que la integración se trata es buscar la unión de los países de la América, la búsqueda de nuevas alternativas de desarrollo frente al capitalismo.
Todo esto es el contexto en que el Presidente en abril de 2005 lanza la consigna de construir el socialismo a la venezolana. Pero lo hace también enmarcado en un contexto internacional: las voces contra el neoliberalismo se venían gestando durante toda la década de los 90, desde el Chile que repudia a Pinochet y retorna a la democracia, pero más aún antes los evidentes fracasos del neoliberalismo para enfrentar la pobreza y la exclusión social , ante la caída de la unión soviética que en un primer momento legitimó la idea de un capitalismo triunfante y de las bondades de un proceso de globalización pero cuyo avance violento produjo repudios a nivel mundial. Desde manifestaciones sociales y militares como las producidas en Venezuela y Brasil, pero también ante el surgimiento de movimientos populares y campesinos como el zapatista y redes mundiales cada vez más crecientes que utilizando los propios medios de la globalización, como son las redes informáticas, se convirtieron en el mayor obstáculo a la aplicación del neoliberalismo. El resurgir del nuevo nacionalismos, de defensas a las particularidades culturales y el respeto a lo multicultural se convertirían en barreras de carácter simbólico-cultural, aparentemente inofensivas, pero que luego irían tomando pasos en el escenario político mundial hasta convertirse hoy en un verdadero frente no solo contra el neoliberalismo, sino lo más importante contra el sistema capitalista.
En ese contexto surge la realidad actual venezolana, pero también ese contexto ha sido modificado, perneado por las propuestas que desde Venezuela se hacen a favor del respeto a la soberanía, en defensa del estado nacional, las identidades culturales, de nuestra materias prima, y sea el caso más elocuente la reivindicación de la OPEP, la necesaria integración entre los países del tercer mundo, ante un mundo con pretensiones hegemónicas y unipolar y una política exterior nada ecléctica, nada vacilante, frente al capitalismo, contra el imperialismo. Más que el liderazgo del presidente Chávez a nivel mundial es innegable el impacto de lo que está sucediendo en Venezuela en el resto de los países y fundamentalmente en nuestros vecinos latinoamericanos.
Se quiera o no aceptar el proyecto político venezolano ha producido modificaciones hasta en la política exterior norteamericana, que ha visto disminuir su papel preponderante en la región, donde una década atrás parecía contar con puros aliados e incondicionales y donde Cuba era visto como excepción, como un fenómeno extraño. Hoy, en buen parte como consecuencia de las radicales medidas neoliberales, la situación social y política en América latina se ha revertido, en algunos casos en proyectos políticos claramente antagónicos como son el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, pero también en la mayoría de otros países, que aunque con moderación han puesto freno al neoliberalismo y a las pretensiones hegemónicas de los Estado Unidos. Hoy por el contrario son excepciones los gobiernos incondicionales a la política exterior Norteamérica y defensores del neoliberalismo y en países como México, Colombia y Perú la población ha marcado claramente su posición y son evidentes los vientos de cambio. Al decir de Heinz Dieterich: "El renacimiento de una praxis liberadora que avanza hacia la sociedad postcapitalista se manifiesta en múltiples rebeliones y movimientos populares que abarcan desde el Zapatismo en México, el Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, la revolución bolivariana en Venezuela, el levantamiento indígena-popular-militar en Ecuador y el "argentinazo" del 20 de diciembre, hasta las protestas de Seattle y Génova."
Pero consideramos que la discusión sobre este proyecto socialista no sólo atañe a los venezolanos, es un debate mundial: O continuamos con el sistema capitalista predominante, que ha demostrado históricamente que solo produce riqueza para unos pocos y más pobreza, explotación, racismo, exclusión para la mayoría, o nos entregamos por entero a la construcción de un modelo societal distinto. Ya no son solo las voces de los humanistas, los socialistas, grupos ecológicos sino connotados científicos, muchos de ellos miembros de las más prestigiosas instituciones científicas del mundo desarrollado, quienes han advertido que al ritmo de producción capitalista actual la vida sobre la tierra tienes los años contados. Ya no es la amenaza del Apocalipsis por un mundo inmoral. No, es la palabra de quienes siendo pagados para continuar el desarrollo del modelo imperante han tenido que reconocer que de seguir la carrera de consumo de recursos naturales y producción de contaminantes, muchas de las especies, entre eso la humana, tendrán dificultad para subsistir en las próximas décadas. Ya no se trata sólo de denunciar la explotación capitalista, de lo que se trata es de enfrentar la destrucción del mundo.