En el seno de la Organización de Naciones Unidas se debatió sobre los objetivos de desarrollo sostenible -2015-2030- se dieron cita, unos invitados de altura y moral considerando su compromiso real con el bienestar de los pueblos. Desde el Papa Francisco, Evo Morales, Rafael Correa, Dilma Rouseff, Cristina Fernández y Nicolás Maduro, todos formularon y liderizaron, con sus planteamientos, posiciones que cuestionan a la hegemonía en franca decadencia léase, posición de Canadá y Estados Unidos en la VII Cumbre de Las Américas; el poder financiero; la ideología neoliberal; los planes de "depauperación" programada; el terrorismo y el poder mediático. Valoraron la preeminencia de lo social por encima del mercado; la defensa de la soberanía y autodeterminación de los pueblos; la preservación de los bienes inalienables o derechos sociales transgeneracionales hasta la integridad del hábitat y conservación de los recursos naturales del planeta. Todas premisas y argumentaciones, que Maduro señaló valientemente como el preámbulo o plataforma de una nueva diplomacia de paz, con sentido ético-político, toda vez que, queda demostrado que en 70 años la ONU no ha logrado su objetivo central, de dotar al mundo de un marco para la pacificación de la existencia.
Maduro, dio a conocer las estrategias del Gobierno Bolivariano –Plan de la Patria- alineadas con las exigencias de la formulación del desarrollo humano. Este foro, desmonta las falacias –críticas al modelo socialista venezolano- difundidas por la derecha venezolana e internacional, los académicos conversos y la seudo-inteligencia mediática, pues nuestro país –en medio de la guerra económica y operación psicológica- alcanzó varios de los objetivos del desarrollo del milenio –desde la reducción de la pobreza extrema; educación primaria universal; promoción de la igualdad de género; reducción de la mortalidad infantil; suministro de agua potable; hasta el combate al Sida. Los objetivos de desarrollo sostenible constituyen un avance contra perversidades causadas por el sistema capitalista, roedor de las condiciones objetivas para la vida económica, social y cultural de los pueblos del mundo.