Hasta un incauto se percata que Estados Unidos y la Unión Europea se han propuesto descaradamente a declararnos Estado forajido, lo cual haría viable el Plan B para sacarnos de circulación. Frente a semejante cuadro político, cabe preguntarse: ¿Será que no hemos entendido que ese sistemático bombardeo mediático casi que logra hacerle creer al mundo de que en Venezuela se violan los derechos humanos, se persigue la disidencia y se encarcela a quienes desafíen el gobierno? ¿O es que ya nos lavaron el cerebro, y ahora ignoramos que la canalla es especialista en fabricar artificialmente problemas muy graves, y luego tienen el tupe de ofrecernos cínicamente sus supuestas soluciones? Abreviando el cuento: tiran la piedra y esconder la mano, pensando que algún día pescaran en río revuelto.
De nuevo los enemigos del proceso lanzaron otra concha de mango, y a simple vista se observa que su intención no es otro que embarrarnos más ante los ojos de la comunidad internacional. De modo que como guerra avisada no mata soldado, en lo sucesivo deberemos prepararnos mejor, puesto la conspiración entro a otra fase con motivo del evento del 6D.
Aunque pareciera atrevida la sugerencia de este humilde entrepito de la política, sin embargo hay razones para pensar que el Estado debió darle otro tratamiento a estos delincuentes de cuello blanco que ahora quieren dárselas de victimas del proceso revolucionario. Menos mal que el país los tiene pillado, pues ¿Quién no sabe que el flamante heredero de empresas Polar, Lorenzo Mendoza, y el economista Ricardo Hausmann no son ningún par de joyitas, dignos de las más altas distinciones?
Y porque se tratan de delitos tipificados en nuestra legislación penal, es que decimos que no deberá haber ni una sola pizca de piedad con este par de pillos, quienes deberán responder ante la justicia por estar incursos en los delitos de usurpación de funciones, asociación para delinquir y traición a la patria. Por algo será que dicen que no hay crimen perfecto.
Pero así como reconocemos que deben ser castigados quienes pretendieron someternos a las humillaciones del FMI, también consideramos que un peso pesado como el Jefe de Estado no debería medirse con contendores de menor ranking. Máxime, cuando es público y notorio que que las potencias occidentales lo tienen en la mira, y solo esperan cualquier excusa barata para asentarle la puñalada trapera. Entonces, ¿Por qué no remitir el asunto a los ministros con competencia en la materia? ¿O será que prefiere cuidarse de no incurrir en eso que César Zumeta llamo el "cesarismo plebiscitario, que consistía en echarle la culpa a los ministros de los fracasos del gobierno?
Y conste que no se trata de meras especulaciones, porque esta vez las advertencias van muy en serio. ¿Acaso el insolente decreto declarándonos amenaza para la seguridad de EEUU, no es un pitazo de alerta que va dirigido a calentarle la oreja a nuestras FANB? ¿O esa atractiva oferta mil millonaria del FMI, no fue para estimular apetitos en profesionalizados asaltantes de poder? Analicen el dantesco cuadro venezolano y sus conexiones con el mundo exterior, y luego saquen sus propias conclusiones.