Las encuestas y la mediática se pueden utilizar para medir y para destruir la credibilidad en institucionalidad del Estado. Ese es posiblemente uno de los temas que hoy preocupa más al país. Cada vez que alguna persona, con débil formación en valores mete la pata hasta el níes, las partes interesadas pretenden responsabilizar a la institución a la cual pertenece. Instituciones que tienen misiones en nuestra Patria, como la Iglesia Católica han sido señaladas genéricamente como promovedora de la pederastia. El mismo Papa Francisco ha salido al paso a las críticas de la como responsabilidad de la Iglesia; pero, ha sido severo en reprimendas con aquellos sacerdotes almas torcidas que se han aprovechado de su condición y de la minusvalía aparente de otros seres para hacer de las suyas.
Cuando se trata de corrupción, se le endilga el adjetivo de corrupta a la Asamblea Nacional, a la Fuerza Armada, a las Universidades, al los Tribunales de Justicia, a la Fiscalía, a la Policía Nacional Bolivariana, a la CVG, PDVSA, entre tantas. No se escapa nadie con estas generalizaciones. Aunque, en algunos casos, como lo fue CADIVI, el olor a podrido se esparció como pelusas por todos los aires del país, y allí si salieron muchos defensores de la derecha y de la izquierda a la defensa de lo indefendible, de la alianza parasitaria entre la burocracia y la burguesía. Por unos pocos, hemos llegado a la terrible acusación que en Venezuela, la Patria de Bolívar, nada sirve; todo hay que demolerlo, e incluso hay quienes en uso del poder mediático nos acusan de país fallido y estado fallido.
Existen semanarios que disponen de una página entera cada edición para salpicar de verdades, medias verdades o de excrementos a personas e instituciones. Uno ya no sabe que creer porque los temas pasan como si nada, a esperar la próxima edición que posiblemente salpique a un ministro, a un embajador, o a los familiares de la primera combatiente. Lo único que no se ha dicho es que exista una segunda o tercera combatiente en los sentimientos del Maduro. La denuncia sigue y la mancha cae sobre la institucionalidad revolucionaria. Y, recuerdo aquella vez que se publicó el famoso libro de William Ojeda (1995) ¿Cuánto vale un juez? ¡Qué terremoto político! La solidaridad institucional no se hizo esperar, porque tal título, más que el contenido, salpicaba a cada juez de este país estuviese libre de culpas o siendo un corrupto insaciable. Caldera aprovechó y lo empelló a la chirola. Su autor, con muchos brincos en la política, estuvo sometido a la justicia, y se reivindicó en el período de la revolución cuando algunos altos magistrados, salieron del país con sus alforjas llenas de dinero y sus jetas llenas de acusaciones contra la revolución. Hoy, ha vuelto a compartir a ratos los espacios de la revolución y sigue siendo un líder popular de nuestra gente de los barrios de Petare, en la Gran Caracas. Todavía no sabemos ¿Cuánto vale un juez?
Ahora, un fiscal del Ministerio Público, que presuntamente desertó de sus obligaciones, ha publicado un video acusando al gobierno de presiones para actuar contra Leopoldo, el famoso incitador al odio, y presunto motivador de los incidentes donde fallecieron al menos 43 personas. Un fiscal tiene la potestad de levantar sus acusaciones sin culillo; cuando el temor existe es porque nunca ha debido ser fiscal. Danilo no tuvo miedos, se lo pegaron y dejó como obra su firmeza. En todo el tiempo que estuvo el fiscal desertor en el caso de Leopoldo ¿le fue imposible declarar algo diferente a lo que hizo en los tribunales? Como es lógico, una escapada así genera una polvareda internacional contra la Patria. Ya CNN me puso el espíritu morado tratando sesgadamente el caso; y seguirá horadando en la conciencia de nuestra gente. Para la derecha internacional, somos una especie de cuna de la maldad. Pero, estamos a tiempo para la contraofensiva. Y lo primero que debemos preguntarnos es ¿Cuánto vale un fiscal para la CIA? ¿Por cuánto y por cuáles privilegios alguien notorio le vende el alma al diablo? ¿Qué tan sólidos son los valores de este funcionario? También debemos señalar que el fundamento del Ministerio Público no está derrumbado por una acción de esta naturaleza.
Los casos sonados de deserción preparados por la CIA en Venezuela ya alcanzan unos seis que han alcanzado vuelo, entre otros, este que está naciendo, el del famoso magistrado y el del ex gobernador de Aragua.
Que estos ni otros sean la vara con la que miden la revolución.
Seguiremos defendiendo la calidad revolucionaria de la que hablaron Maneiro y Chávez.