En síntesis

Presidente Maduro: Véase en el espejo de la pugna soterrada entre Castro y Gómez en 1908

Desde el punto de vista de la dialéctica, es discutible decir que la historia se repite con la misma monotonía de un monorriel. Por el contrario, la sociedad siempre ha estado sometida a constantes cambios, con paradigmas emergentes que conllevan a nuevas culturas, creando a su vez nuevos conocimientos y maneras de ver el mundo. En fin, es así como podemos definir la concreción de la humanidad, a la luz del método dialectico y el materialismo histórico.

Como si en nuestra concreción republicana no existieran barreras en el tiempo que separen las épocas, a veces se nos repiten episodios y personajes que ya pertenecen a un pasado remoto. Pero aunque sean en circunstancias distintas y actores diferentes, sin embargo pareciera que en Venezuela fuerzas misteriosas se empeñaran en repetir la historia como copia al carbón, a tal punto que pensaríamos que los actores se escaparon de sus tumbas para jugar papel protagónico en la escena actual.

Y conste que no es primera vez que enfrentamos crisis de liderazgo y vacío de poder. Bastaría citar los dramáticos momentos que vivimos en 1899, 1908, 1945, 1948, 1958, así como esta que nos colocó ante una encrucijada de la aventura. Que la culpa fue de esos cuarenta años de hegemonía puntofijista; o que Chávez se pasó de filántropo, sin prevenir como estadista que también hay tiempos de vacas flacas; o que sencillamente Nicolás Maduro, por respeto a los difuntos, no se atreva a desembuchar para señalar a los verdaderos responsables. De eso y algo más deberán dar cuenta academicistas y demás científicos sociales, pues a ellos corresponde el diagnóstico y prognosis de la sociedad.

Si Cipriano Castro no comete la pendejada de dejarse corromper por los liberales del Centro, quizás otra habría sido la estrella que alumbrara su vida de militar prestado a la política. Pero soñador al fin y a veces hasta medio poeta (como en aquellos días de exilado en su hacienda "Bella Vista" en Cúcuta), el hombre de la levita gris fue otra presa fácil de esos eternos oportunistas que saben cómo enamorar a gobernantes débiles de espíritu.

Y porque para 1904 ya había pasado el peligro de la llamada Libertadora del general y banquero Manuel Antonio Mato, el Bloqueo y las invasiones colombianas, Castro comenzó a creerse invencible; pero a la vez ignora que en política no hay enemigo chiquito. Por lo pronto, el ex seminarista convertido ahora en jefe de gobierno, subestima a sus aliados originarios, y apenas cuatro andinos lograrían ingresar a su gabinete ejecutivo durante los nueve años de mandato (1899-1908). Años más tarde, Héctor Navarro y Ana Elisa Osorio, Ministros de Educación y del ambiente, respectivamente, se estarán preguntando: ¿Sera que cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagro?

Por descuidar Castro a sus verdaderos aliados y dejarse embochinchar por quienes solo les interesa saborear las mieles del poder, un buen día Juan Vicente Gómez escribió a Castro, quien iba a bordo del Vapor Guadalupe para tratarse los riñones en el exterior: "Compadre mejor no regrese al país". Años más tarde, el propio Gómez describió el golpe decembrino de 1908, diciendo "que solo se había producido una evolución en la situación", pues el trípode jefe-ejercito- administración siguió vigente hasta el 18 de octubre de 1945.

Ojalas que la historia sirva para algo más que relatar el pasado, pues a veces no sabemos que dormimos con el enemigo al lado.



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Freddy Elías Kamel Eljuri

Presidente del Instituto Municipal de Patrimonio Histórico de la Alcaldía Bolivariana del Municipio Miranda del estado Falcón. Vicepresidente de la academia de Historia del Estado Falcón. Escritor. Productor radial.

 kameleljuri@gmail.com

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