No es cualquier cosa, que un gobierno o un proyecto de gobierno, tenga como objetivo dar un importante aporte a la posibilidad de darle una oportunidad de vivienda a personas que tienen esa necesidad y que no disponen de los medios para adquirirla o vivían en condiciones de riesgos. No es cualquier cosa, el haber culminado dentro de un programa, casi 900 mil viviendas y se está próximo al millón.
Esto parece perfecto y tal vez sea una concreción, muy significativa para un proyecto político. No se discute y cuestiona es política, cuando gran parte de ella sirvió para los externos dagnificados que fue dejando AD y COPEI.
Pero en este momento de convulsión para el chavismo y en el cual todo debe estar sujeto a una profunda revisión, la política social, entendiendo por ella, lo que está claramente expresado en programas y lo que no está, que es una forma de tener también una política social.
El caso de la vivienda, que no admite discusión el esfuerzo, el tema da para la inclusión y exclusión. En esa política se obviaron detalles, que por supuesto debieron de ser objeto de un análisis y consideración. Ahí en la "política de la vivienda", había una especie de "contrabando" legalizado que excluía a personas, fundamentalmente jóvenes que tenían interés en ponerse en una vivienda por su propia iniciativa, dejando la política de la Misión Vivienda para atender una necesidad particular.
En el momento que hacía mi cola para sufragar, delante de mí estaban dos jóvenes. En las colas, obligatoriamente uno oye historias, que a veces son mal percibidas o manipuladas y otras, son historias de vidas, que nos comunican sobre una situación justa y real. En esta oportunidad, los dos jóvenes conversan sobre su misión imposible por adquirir un apartamento o casa. Los oía con atención sin intervenir y me decía muy en silencio, que ese descuido no era una versión de los famosos créditos indexados que durante los últimos años de la IV implementó la banca para hacer tremendo negocio, se me parecía mucho. Sé que no es lo mismo, pero colocar a un joven con ganas de adquirir por sus propios medios una apartamento y hacerle eso imposible por la dolarización que nos metieron y que no hubo manera de controlar, es una cosa muy parecida a eso que cuestionamos y "eliminamos".
El tema de la política habitacional gravitaba en mi memoria porque al centro donde acudo a votar era un centro donde ganaba ampliamente el chavismo y ya tenemos como tres elecciones donde perdemos y ese día, observé poco cola y no era lo que frecuentemente pasaba.
Voté y camino a mi casa, continuaba el tema de la vivienda dándome vueltas y vino a mi memoria, una conversación que sostuve con una amigo caraqueño, padre y que intento ayudar a su hija a comprarle una vivienda en una comunidad pobre. Era una Apartamento construido en su época por el Banco Obrero o el Ministerio de Educación (¡imagínese!). La primera oferta de este apartamento, que no tuvo que ser muy costoso para ese época, fue de 15 mil dólares. A la semana y cuando el señor con su hija fue a cerrar negocio; el apartamento ya estaba en 20, mil dólares porque la propietaria, así tan abierta y libremente le aseguro que lo vendería a ese precio y en dólares. Luego la oferta se colocó en 25 mil dólares y la última vez que me informó; el precio de ese apartamento en las minas de Baruta era de 45 mil dólares.
Es comprensible, que la venta no fuera por el precio que se compró en la época de su entrega, pero no se explica, que en una política de vivienda y en revolución, muchos jóvenes se le está siendo muy difícil tener una vivienda y eso nos hace presagiar de una política de vivienda en revolución, que está privándonos de nietos. Es un gran esfuerzo la misión vivienda, pero tal vez no sea en estricto sentido de la palbra una política de vivienda y una situación, que surgió por una emergencia y que el Estado (gobierno) le psuso empeño.