Salsa de la restauración

El 6 de diciembre de 2015 las campañas doblaron por la Revolución Bolivariana, el experimento político más noble y generoso de la historia política del continente. La abrumadora victoria de la derecha en las elecciones parlamentarias de ese día, no fue el toque de difuntos de la Quinta República chavista, sino un llamado a su fusilamiento el 5 de Enero de 2016, día de toma de posesión de la Nueva Asamblea Nacional.

En efecto, los poderes de la mayoría calificada en la Asamblea Nacional bajo la "dictadura" venezolana son omnímodos, abarcan y comprenden casi todo. Entre otras cosas:

* Convocatoria de Sesiones con carácter secreto.

* Decreto de falta absoluta del Presidente de la República posterior a los 90 días en caso de falta temporal.

* Aprobación de salidas al exterior cuanto éstas se prolonguen por más de 05 días.

* Aprobación del presupuesto de gastos operativos del Banco Central de Venezuela, autorización del Presupuesto Nacional, así como sus modificaciones y Créditos Extraordinarios.

* Aprobación de Decretos de estados de excepción y prorrogación de los mismos.

* Aprobación de iniciativas de Enmiendas a la Constitución, cuando éstas sean promovidas por el 30% de los miembros del Parlamento.

* Aprobación de iniciativas de Reforma Constitucional.

* Aprobación, rechazo o diferimiento de un Proyecto de Ley.

* Revocatoria de una decisión o acto de la Asamblea Nacional.

* Realización de mociones de urgencia

* Aprobación de iniciativas de Reforma Constitucional.

* Voto de Censura al Vicepresidente o Ministros.

* Iniciativa de convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

* Aprobación de un Proyecto de Reforma Constitucional.

* Aprobación de Proyectos de Leyes Orgánicas, así como las modificaciones a las ya existentes.

* Elección y remoción de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia

* Elección y remoción de miembros del Poder Ciudadano.

* Elección y remoción de los rectores del Consejo Nacional Electoral.

* Sometimiento de Proyectos de Ley a referendos aprobatorios.

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Como en las películas de vaqueros, hay que ver qué puede hacer el Presidente (respetuoso de la letra de la ley) entre hoy y el día de la ejecución, que no es mucho. Y después, ver lo qué hará la derecha con el asombroso poder que ha recibido, además de "darle un golpe de Estado parlamentario a Maduro" como ellos mismos anunciaron. Y será entonces que la historia de la democracia venezolana encontrará su encrucijada, porque si bien es cierto que la oposición ganó las elecciones "en buena ley" (formalmente hablando), su victoria, además del "voto castigo" por la corrupción, ineficiencia y falta de liderazgo oficial, fue producto de una inflación y escasez artificial provocada por una conspiración nacional e internacional contra Venezuela. Quienes votaron por "el cambio" no votaron por el fin del Estado social de derecho, ni por la pérdida de todas las conquistas obtenidas durante la Revolución, ni por la entrega de la soberanía nacional. Para prueba un botón: la impúdica patronal Fedecámaras no esperó a la toma de posesión de la nueva Asamblea para exigirle que derogue la Ley del Trabajo y la de Precios Justos

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El 43 % que votó por la revolución bolivariana constituye un contingente compacto, militante y aguerrido, que resistirá con energía y en la calle a la restauración de la Cuarta República y sus crímenes; y a este contingente podrían sumarse los chavistas que votaron por la derecha y al ver los resultados de su voto se pregunten "¡Qué hiciste, papaíto?" y salgan a defender sus derechos amenazados. Porque la situación de quienes votaron masivamente por la derecha podría compararse con el adulterio: una cosa es aceptar la atractiva "oferta engañosa" del o la amante porque se está aburrido o disgustado con el matrimonio, y otra cosa es aceptar que te propongan asesinar a tu familia y entregar tu patrimonio...

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Mientras tanto la triunfadora Mesa de Unidad Democrática, conglomerado de intereses, conservará su propósito común y urgente de sacar a Maduro pero debatirá y se dividirá sobre lo prioritario y oportuno de otras medidas, especialmente la apertura a los intereses extranjeros y la represión de la protesta social.

En ambos campos encontrarán fuerte resistencia en el sector militar y la necesidad de purgar a los altos mandos de la Fuerza Armada quienes advirtieron, hace algún tiempo, que en ese caso pedirán el apoyo del pueblo para resistirlo. Así, la defensa de la soberanía y la unidad pueblo-fuerza armada tomaría una dimensión histórica y un sentido político práctico cuyo manejo puede superar la torpeza tradicional de la derecha venezolana en sus relaciones con los militares patriotas.

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Criticar ahora al gobierno de Maduro parece banal ante la dura crítica que recibió en las elecciones del 6D. Para Venezuela comienza un tiempo de grave crisis institucional: el Estado, el gobierno, la oposición y los sectores populares enfrentan retos y tareas de una dificultad y alcance insospechados. La soberanía nacional y la soberanía popular, el poder constituido y el poder constituyente bailarán la salsa de la restauración de la Cuarta República: unos deberán dosificar sus pasos, otros atreverse a giros audaces, pero nadie se quedará sentado.

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Y como en todos los momentos en que la Patria y su pueblo se debaten entre grandeza y renuncia, entre prosperidad y miseria, los espíritus de Bolívar y Chávez presidirán debates y combates, y, sedientos de vida, la encontrarán en el obrar de las mujeres y hombres libres de Venezuela. ¡ Música maestro !



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Eduardo Rothe


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