De acuerdo al desarrollo de los últimos acontecimientos, todo parece indicar que está en camino un demoledor enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y Legislativo en Venezuela( Y perdóneme si consideran que descubrí el agua tibia) Hasta el momento, ninguno de los actores ha mostrado interés en buscar coincidencias que permitan elaborar una agenda común para enfrentar las enormes dificultades que aquejan al país. ¿O será que habrá que llamar a María, como solía decir en estos casos el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa?
Y mientras la mayoría de los venezolanos que viven de su trabajo y desaprueban que esa confrontación política sea pelea de perros y gatos, la clase dirigente hace todo lo contrario, echa leña al fuego y amaga con desenterrar el hacha de la guerra en plena fiesta decembrina. ¿Acaso estamos predestinado por la fatalidad de tener que calarnos a unos trogloditas queriéndose comer vivos unos a los otros? Entre tanto, la crisis cíclica de la economía mundial sigue impactando negativamente nuestro aparato productivo, a lo que se suma una conspiración fríamente calculada, planificada y financiada en los centros de poder de Estados Unidos.
Raimundo y todo el mundo saben que a partir del 6D comenzó a concrecionarse otra realidad política que nos plantea nuevos retos. Esta vez, el Gobierno de Maduro tendrá que lidiar con una mayoría de diputados que asaltaron curules a punta de ofrecimientos demagógicos que jamás podrán cumplir. Y conste que otras veces en Venezuela se gobernó teniendo en contra el Poder Legislativo. Por ejemplo, durante la Segunda Presidencia de Rómulo Betancourt, una coalición del ARS, PCV, URD, MIR impuso en la Presidencia de la Cámara Baja (Diputado) a Manuel Vicente Ledezma, con un Vicepresidente de URD y otro del MIR. Veamos que dice al respecto el historiador Ramón J. Velásquez: Ante el plan del Congreso de restituir las garantías constitucionales, el Ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez , anuncio que el Gobierno aplicaría el Decreto-Ley de 1951,vigente,sobre sobre funcionamiento de partidos políticos; en cuanto a la radiodifusión y la televisión aplicaría la Ley de Telecomunicaciones de 1940, también vigente y en lo relativo a la garantía de la libre expresión del pensamiento se atendría al artículo 66 de la Constitución Nacional(1961). Primera lección de aquel episodio de la segunda mitad del siglo pasado: Se puede gobernar sin apoyo del parlamento, siempre y cuando el Ejecutivo Nacional tenga respaldo en el pueblo y las FANB. También en los casos en que el parlamento se ponga cómico y al margen de la Constitución Nacional, el Jefe de Gobierno puede disolver el Poder Legislativo y llamar a nuevas elecciones. ¿O no?
En condiciones diferentes y con intereses económicos distintos, hoy, en cierto modo se repite la historia: una Asamblea Nacional que en forma tramposa asaltó la derecha pitiyanqui; y un Presidente dispuesto a no permitir que sean escamoteadas las conquistas sociales del modelo socialista en construcción. Por ello, decimos que será más fácil matar un burro a pellizco, a que socialistas y capitalistas compartan la misma alcoba, pues ambos modelos son antagónicos, inconciliables y no pegan ni con remaches. O sea, solo hay un dilema: o rueda la cabeza de la clase explotadora que actúa como mercenaria del imperialismo, o echamos a las fieras el poder popular organizado en revolución bolivariana. Otra opción sería tirarle peos a la luna.
Y como perro que come manteca mete la lengua en tapara, existen razones para pensar que esa Coordinadora Democrática, ahora llamada Mesa de Unidad tiene los días contados por andar de atorados y no saberse administrar. Además, escuchando a sus voceros podemos concluir que es frágil su cacareada unidad, porque entre ellos hay tantas ambiciones represadas que el que menos puja, puja una lombriz. De modo que no le auguramos éxito a este menestrón de oportunistas con su toque masoquista, pues por su recurrente torpeza pareciera que estuvieran rifándose una muerte repentina, igual a la de "Carmona el breve", quien duró en Miraflores lo mismo que peo en chinchorro.
