Lo importante en las Elecciones Parlamentarias de Venezuela que se realizaron el 6 de Diciembre del 2015, no es que ganara la contrarrevolución ni que perdiera el chavismo, porque las conquistas sociales están blindadas por la constitución bolivariana sino que contrario a las voces agoreras, y al ataque mediático no hubo fraude y el gobierno bolivariano respeto los resultados electorales.

El discurso del presidente Nicolás Maduro dos horas después de conocerse los resultados electorales para reconocer el triunfo de la oposición, fue una pieza para la historia, y para que el pueblo se mantenga unificado al legado de Chávez. En él, además de señalar algunas de las causas que influyeron en la derrota del chavismo, llamó a defender la revolución y al pueblo.

El triunfo arrollador de la oposición no se trata de un cambio de nada sino de una crítica puntual a la revolución por descuidarse en asuntos fundamentales y por sus errores. Pero no hay cosa mala que no tenga algo bueno. Este triunfo pone fin al discurso contra el CNE, despejas las dudas sobre el fraude electoral, y entierra la supuesta dictadura de maduro. Y servirá para que el gobierno abra los ojos, se sacuda y tome las decisiones que debe tomar con valentía y sin miedo.

Con el congreso la oposición debe legislar de acuerdo a la constitución y al pueblo porque de lo contrario cualquier ley o medida podrá ser bloqueada por la sala constitucional del TSJ o por el referendo aprobatorio o abrogatorio del cual tiene potestad el pueblo venezolano.

Sin embargo, tras estas elecciones debe retomarse el discurso del comandante Chávez en su último Consejo de Ministro en el 2012 donde expuso un conjunto de ideas claves para orientar el proceso revolucionario. Hace hincapié en el programa de la patria 2013-2019, la necesidad de la crítica y la autocritica, la propiedad social, la transición, las tres R, y el golpe de timón.

En esta larga exposición interpreta el libro "La Transición Venezolana al Socialismo" de su amigo Jorge Giodani, ex ministro de encomia quien fue el primero en denunciar con pruebas en las manos ante las altas instancia del PSUV sobre la corrupción y el despilfarro de la economía.

Allí, les dijo a sus ministros que la base económica de un país capitalista no es democrática, es antidemocrática, es excluyente. De ahí que la generación de riquezas solo le sirve a una minoría, a una elite, a la burguesía y a los grandes monopolios dejando a la gran mayoría excluida.

Luego de un periodo de reflexión Chávez puso de soslayo que era imposible negociar y acordar con la oligarquía y su expresión política porque su naturaleza es la concentración de riquezas y dijo que hay que transformar el modelo productivo para asegurar una democracia económica.

Recordemos que Chávez fue el líder de la revolución política en Venezuela en la que no solo derrotó a los grupos tradicionales sino que los debilitó hasta convertirlos en grupos inorgánicos. También logró avanzar la revolución social pero falleció antes de iniciar la revolución económica.

Aunque hemos avanzados en la formación de las comunas, y en las misiones poco se ha hecho para cambiar el modelo neoliberal. En Venezuela todavía la oligarquía y la burguesía tienen poder, influyen y determinan. Lo nuevo seria quitarle ese poder y debilitarla a su mínima expresión.

Estos sectores económicos se han burlado del gobierno, llaman al dialogo, usan el dólar oficial y siguen en su plan de sabotaje y de golpe de estado. La oposición ha participado en dos golpes de estado. El gobierno lejos de dar una señal de fortaleza, luce debilitado, dejando que maten y aleccionen la integridad de los chavistas y concediendo privilegios a la oposición golpista.

La revolución bolivariana tiene dos opciones, reconoce a la oligarquía y a la oposición golpista y sigue dando la lucha económica y la lucha política hasta derrotarlos o bien radicaliza la revolución hasta neutralizar a la oposición y aniquilar a estos sectores de la burguesía y la oligarquía

Pero el presidente Maduro no puede seguir permitiendo que la oligarquía aliada a sectores fascista siga destrozando y quemando el país y matando a venezolanos. El gobierno bolivariano y sus fuerzas armadas deben doblegar, achicar y reducir el poder de la oligarquía, y del fascismo de lo contrario, seguirán las aventuras y amenazas golpista. Ahora mas desde el congreso.

Hay que tomar medidas rígidas de cárcel contra la oposición golpista y contra los empresarios especuladores de alimentos, el desabastecimiento y la desviación de dólares. Del mismo modo hay que hacer que los organismos anticorrupción, fiscal e investigativo del estado sean más eficientes en transparentar la administración de recursos y en la lucha por la seguridad ciudadana.

Aunque las misiones sociales han cumplido con su papel de consolidar muchas de las conquistas políticas y sociales todavía no han logrado desburocratizar ni eficientizar la construcción del nuevo estado. Desde el gobierno se han hecho grandes esfuerzos renovando la administración y descentralizando la función pública pero no se ha hecho nada con la educación política del chavismo dejándolo vulnerable por eso la oposición pudo engañar y comprar votos chavistas.

Si hay algo que ha estancado el crecimiento de la revolución bolivariana y que también ha hecho crecer la posibilidad de retorno de los enemigos de los venezolanos ha sido la arrogancia, la mala administración económica, el clientelismo, la corrupción, la ineficacia y la delincuencia.

Sin embargo, usar las Fuerzas Armadas, la policía y el CICPC y los organismos de seguridad del estado contra estos flagelos sin la participación del pueblo sería un fracaso. De ahí la importancia de ampliar y activar los consejos comunales para darle más poder al pueblo.

Se ha perdido una batalla pero el chavismo ganará la guerra hacia la democracia y el socialismo aplicando correctamente el plan de la patria, el golpe de timón y las tres R. Caiga quien caiga.