Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Cientos de periodistas provenientes de todas partes del mundo cubrieron las elecciones parlamentarias en Venezuela que se llevaron a cabo el 6 del corriente. Se trató de la vigésima elección llevada a efecto en los últimos 17 años desde que el gobierno bolivariano llegó al poder el año 1999. Todas las elecciones anteriores fueron ganadas por el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV encabezado por el fallecido Presidente Hugo Chávez y su sucesor el actual Presidente Nicolás Maduro.

El bajón económico, la escasez, la elevada inflación, el alza en la tasa delincuencial, los escándalos de corrupción y la incapacidad del gobierno para abordar los problemas más acuciantes, influyeron negativamente en la actitud de los electores, incluyendo a aquellos que rutinariamente se asociaban con el movimiento chavista. Según el Consejo Nacional Electoral, CNE la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática, MUD consiguió 107 asientos en el Parlamento Unicameral y 55 asientos para el PSUV.

El recuento final precisará qué oportunidades tendrá la oposición para implementar sus planes revanchistas luego de su victoria. Habiendo ganado una mayoría de los curules para tomar el control del poder legislativo, los ganadores no ocultan sus planes para arrebatar también el poder ejecutivo. La constitución venezolana del año 1999 contiene cláusulas sobre referéndums presidenciales revocatorios que pueden llevarse a efecto una vez que el presidente haya cumplido la mitad de su período presidencial de seis años. La oposición trató de revocar al difunto Presidente Hugo Chávez en mes de agosto del 2004. Perdió con el 57 por ciento de los electores apoyando al Presidente.

Durante mucho tiempo la oposición resultó muy debilitada a consecuencia de la victoria de Chávez. La derrota dio lugar a disputas internas entre sus dirigentes, estimulando la lucha por los cargos de dirección y por el "apoyo financiero". Diez años han transcurrido desde entonces. La posibilidad que el triunfo alcanzado en las parlamentarias haga que la MUD invoque las cláusulas revocatorias es muy alta. El tercer año del período presidencial de Maduro termina el mes de abril del año 2016. Este ha sido un período de duras luchas para conservar los logros de la revolución bolivariana, fortalecer al régimen y contrarrestar los intentos de Estados Unidos para hacerse con los recursos petroleros y gasíferos de Venezuela. La CIA lanzó una guerra encubierta creando una imagen negativa de Maduro y extendiéndola por toda Venezuela y en toda América Central. Las redes opositoras demuestran este aspecto enviando mensajes de odio y revancha.

Actualmente, de la nueva mayoría parlamentaria demuestra tolerancia y disposición para un diálogo constructivo con sus oponentes bolivarianos en beneficio de todos los venezolanos.

El radical opositor al chavismo, Julio Borges, ha cambiado y se ha tornado más tolerante en un esfuerzo por alcanzar el cargo de presidente de la Asamblea Nacional. Actualmente, en sus discursos públicos hace ostentación en escoger las palabras adecuadas. Durante una entrevista en la televisora Globovisión, Borges señaló que los chavistas están equivocados cuando dicen que la coalición que ganó las elecciones está en contra de la revolución. Según él, son venezolanos los que sufren a consecuencia de la actual crisis.

No hay necesidad de utilizar etiquetas pasadas de moda. Ha llegado el momento de emplear una terminología diferente. Los hechos que tuvieron lugar el pasado 6 de diciembre son el reflejo de un proceso democrático. Los ganadores tratarán al PSUV y afines de la mejor manera que puedan. No hay lugar para sectarismo de ningún tipo. Los programas sociales no serán reducidos. Al contrario, la mayoría parlamentaria continuará con el programa habitacional La Gran Misión Vivienda, distribuyendo títulos de propiedad.

Funcionarios norteamericanos acusan a los dirigentes bolivarianos de ser proclives al totalitarismo. Se han lanzado virulentas campañas difamatorias en contra de la dirección política venezolana con el objeto de movilizar a todos los opositores dentro y fuera del país en una campaña para oponerse al gobierno bolivariano. Con el objeto de demostrar que el país está bajo un implacable control, el grupo de ataque del portaviones George Washington fue trasladado al Mar Caribe. Aviones de reconocimiento han intensificado sus vuelos a lo largo de la frontera venezolana despegando desde aeródromos controlados por Estados Unidos ubicados en Colombia y Curazao. El actual Ministro de la Defensa de la República Bolivariana de Venezuela, Vladimir Padrino López, indicó que los militares observaban de cerca la situación. La intensificación de las actividades militares norteamericanas difícilmente es accidental.

A mediano plazo, los vínculos en gran escala y mutuamente beneficiosos entre Moscú y Caracas no serán afectados. Los proyectos energéticos de la venezolana PDVSA, empresa estadal petrolera y de gas natural y las rusas Rosneft y Gazprom, dinámicamente avanzarán como proyectos lucrativos que producirán un permanente flujo de divisas extranjeras. Estados Unidos tratará de denunciar "escándalos de corrupción" entre las filas de PDVSA con el objeto de deshacerse de funcionarios bolivarianos y sustituirlos por escogidos por la nueva coalición triunfante. Historias acerca de "rastros de corrupción rusa" podrían fabricarse en relación con las recientes denuncias filtradas sobre las actividades de espionaje de la CIA y la NSA en el sector energético venezolano.

La cooperación militar entre Rusia y Venezuela podría ser reducida bajo la presión de Estados Unidos. Los opositores al gobierno bolivariano utilizan la crisis económica como un pretexto para reducir el gasto militar.

Ellos sostienen que es inaceptable "despilfarrar" tanto dinero en circunstancias que no existe ninguna amenaza. Mucha gente apoya este argumento. Los especialistas rusos seguirán participando en el mantenimiento de los sistemas de armas suministrados por Rusia que están en el inventario, pero la Rosoboronexpost tendrá que borrar a Venezuela de la lista de socios privilegiados por lo menos por un tiempo.

El Presidente Nicolás Maduro sigue siendo el jefe del Estado y teniendo bajo su control la política exterior, los institutos militares y de orden público. Hará lo mejor que pueda para que su gobierno actúe de manera eficiente bajo las nuevas circunstancias. La oposición fortalecerá su control sobre las estructuras gubernamentales. Cualquier foco de corrupción revelado será utilizado para difamar al régimen. Ampliamente se considera que los desacuerdos entre los bolivarianos y la MUD se intensificarán. Los intentos de la MUD y movimientos afines por implementar reformas neo-liberales desatarán protestas masivas y fortalecerán al Presidente Maduro y sus aliados. El rol de los militares bolivarianos como garantes claves de la estabilidad y la ley y el orden constitucional será acrecentado. Gracias al fallecido Presidente Hugo Chávez la dirección de las fuerzas armadas ha sido formada en el espíritu patriótico, el nacionalismo y el anti-imperialismo –factor que puede ser empleado para restablecer la posición del poder ejecutivo ante la posibilidad que la recientemente elegida coalición mayoritaria haga algún intento por revocar al dirigente máximo del país y revoque su mandato presidencial.

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