Aunque entiendo que su agenda ha estado muy apretada, sin embargo vuelvo a insistir porque estoy convencido que usted sabrá entender mi dramática situación. A mi esposa le localizaron un tumor en el abdomen y requiere de una intervención. Y porque todavía sigo creyendo en la sinceridad de su discurso y la calidad humana de la Primera Combatiente, acudo a ustedes en espera que sus buenos oficios ayude a salvar una vida.
Cuando en este país éramos muy escasos quienes creíamos que las semillas de Chávez podrían dar buenos y abundantes frutos, este humilde servidor se atrevió a nadar contra la corriente, y dio su modesto aporte para que hoy los venezolanos tengamos patria libre. Por cierto, sin dámela de héroe, fui de los pocos que en el Estado Falcón salió en defensa del proceso aquel infausto 11 de abril del 2002. En cambio, otros que huyeron como gallinas despavoridas, ahora exhiben bienes de fortuna que no podrán justificar. Y si alguien duda de mi lealtad en defensa del hilo constitucional, bastara con solo buscar en la hemeroteca el ejemplar del Diario Médano de fecha 12-4-2002, en cuyas páginas encontrara un artículo denunciando el golpe de Estado de Pedro Carmona Estanga, en complicidad con los diputados reelectos que ahora se rasgan la vestidura defendiendo hipócritamente la constitucional que habían pateado.
Con sincero afecto,
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