Enero esta peligrosamente sobrecargado de conflictividad, por lo que no debería extrañarnos que cualquier suceso inesperado puede aguarnos la fiesta. Para nadie es un secreto que en la medida que se aproxima la instalación de un vergonzoso parlamento que hiede a trampa, también se increpa más el panorama político. De manera que no existe el clima apropiado para pensar que el país pueda volver a la normalidad, sobre todo si tomamos en consideración que en las FANB existe una división: entre auténticos patriotas bolivarianos que son capaz de dar su vida por la soberanía nacional; y una agazapada tendencia de oficiales cobardes que se escudan en una falsa "institucionalidad", lavándose las manos como Poncio Pilato frente a las amenazas de agresión extranjera.
Y mientras eso ocurre en la Venezuela que pierde su tiempo en enfrentamientos estériles, la CIA y el Pentágono-- que calculan hasta para echarse un peo--, esta vez están chinguitos en busca del más mínimo pretexto para tratar de vendernos como Estado forajido ante los ojos del mundo. Preguntas obligadas: ¿Está en condiciones el chavismo de resistir a semejante embestida, cuando ni siquiera fue capaz de derrotar a una oposición mediocre, sin mensajes ni agenda legislativa? ¿Es verdad que el binomio pueblo-ejercito va más allá de un slogan rimbombante, y no letra muerta a la hora de la chiquitica? ¿Valió la pena subsidiar a tantos gobiernos vecinos que ahora se hacen la vista gorda y hasta se atreven a marcar distancia?
Definitivamente, Venezuela está guindando sin ser bola, y todo por culpa de unos cuantos politiqueros irresponsables que quisieron dárselas de grandes estadistas, y a la final nos resultaron tan chimbos que ni siquiera llegaron a cañón sucio. Ojalas que no estemos de mala racha y surja alguien que tenga la feliz iniciativa de sacarnos airoso de esta tremenda vaina que echaron quienes hicieron mal uso del sartén por el mango, y ahora nos dejan a merced de la fatalidad de un destino incierto. ¿Por qué carajo tenía que pasarnos esto a los venezolanos del siglo XXI? ¿O será que historias indeseadas se repiten, como fue el caso de AD y COPEI que con malos gobiernos reivindicaron a Marcos Pérez Jiménez, y ahora pareciera que el chavismo quisiera hacer lo mismo con el puntofijismo? Entonces, ¿Sera que habrá que llamar al Chapulín Colorado?