Ayer veía el programa "La Hojilla", conducido por Mario Silva y entre una de las tantas cosas que hacía referencia, era la necesidad de moderar las críticas al proceso Revolucionario en público. Que el ejercicio de crítica y autocrítica no sea para el irrespeto en la persona del Presidente Maduro o para flagelar la Revolución haciéndole el juego a la derecha. Mucho de esto, he visto y es necesario reflexionar con atención.
Aquí no se trata de quien tiene o no la razón, sino la forma y la instancia que se utiliza para manifestar el descontento o la crítica. No se puede suministrar herramientas para abrir el abismo de la réplica y el desprestigio de la Revolución en los portales del oposicionista. En definitiva detrás de todo está la búsqueda del fraccionamiento. Aquí no se trata del esponjamiento intelectualista del ego, sentado desde la comodidad de un escritorio para lanzar dardos sin tener en cuenta los efectos adversos que los mismos generan. Esto es para digerir y pensar un poco, si ánimos de generar una controversia mayor. Es un ejercicio sano, que hay que hacer.
Entre otras cosas señalaba, el espacio para la discusión otorgado por Maduro en la instalación del Congreso Nacional del PSUV, para la segunda quincena de Enero 2016. La intención de este congreso es la participación democrática y protagónica del pueblo, y la militancia revolucionaria para hacer las reflexiones constructivas, sin tapujos, pero a lo interno de una masa política transformadora y consciente. Es apostar a un Golpe de Timón de la Revolución a partir de los aportes y criticas de las bases populares, allí está un espacio a lo interno para la franqueza y autocritica.
Es importante el llamado que hace Silva, puesto que una de las características principales de los Chavistas ha sido la cohesión, la unidad a que tanto hacía referencia el Comandante Hugo Chávez, y se trata de conservar una de las fortalezas fundamentales, en momentos de mayor tensión política, ante la nueva composición de la Asamblea Nacional.
Partir de la exigibilidad al Gobierno Bolivariano en el mejoramiento de la actual situación del país, también pasa por asumir responsabilidades compartidas. Responsabilidades que en definitiva son de todos, pero de cada uno de nosotros en particular.
Desde el usuario que debe hacer respetar las leyes y denunciar al especulador o "bachaquero" que lo empobrece, hasta la necesidad de cambio de quien ofrece y soborna para agilizar un trámite o evadir el cumplimiento de la ley. Desde el que irrespeta un semáforo hasta el que se coge los dólares con una empresa de maletín. Desde el que ve un hecho ilícito cometerse y guarda silencio hasta el que matraquea haciendo uso de un informe.
Se trata extinguir de nuestro glosario cultural, la famosa "viveza criolla" que tanto nos ha hecho daño y nos sigue haciendo. Es visibilizar y reflexionar sobre el campo de acciones cotidianas, muchas de ellas perjudiciales, que también nos constituyen, y hacen parte de la política. Debemos apostar a la capacidad transformada y la construcción ético-socialista de una sociedad más sensata, no todo debe venir de "papá Estado". Es bueno apostar a una consciencia social emancipadora y autogestora.
No abonar con señalamientos mal sanos el terreno de la desesperanza y el caos inducido por la oposición. No hacerle el juego a la derecha radical, es parte de nuestra responsabilidad, como también lo es reflexionar y transfórmanos como sociedad erradicando todos aquellos antivalores que obstaculizan nuestro propio avance social y económico. La responsabilidad es de todos.