Desde su emporio mediático Albertico Limonta (Miguel Ángel Rodríguez) nos muestra en su programa matutino (con clases de actuación incluida), el no deber ser de un periodista que goce de buena salud mental.
El odio viseral que alimenta tu alma Albertico no tienen comparación alguna (solo superado por otra periodista ya execrada en el olvido de nombre Martha), juegas con el dolor de tus invitados, los explotas en su miseria, llegas a la tumefacción de sus almas, tapeas con su sufrimiento el espíritu de aquellos que su único pecado es querer pasar del anonimato al protagonismo televisivo y tener tan solo cinco minutos en la televisión y vociferar en contra de todo lo que representa la Revolución Bolivariana, que precio tan alto deben de pagar esos compatriotas, pobres de ellos.
La patología de tu insanidad mental, solo la adobas con ingredientes de aversión hacia todo lo que represente pueblo.
Eres de hablar duro, y ademanes finos que se asemejan a una realidad tacita incrustada en tu conducta que desvanece tu virilidad y se ahoga en un sufrimiento interno entre el ser y no ser.
La vociferación escatológica y sistemática de tus argumentos en contra de nuestra Revolución raya en la paradoja del miserable que recurre de manera abierta e infame en la mentira y nos demuestra claramente la indigencia de tu bajo nivel de autoestima y de respeto a los pocos seguidores que te quedan de la oposición.
Te veo en tu programa de las mañanas para entender hasta donde puede llegar la miseria de tu vida, y quienes se prestan para caer al precipicio contigo, y de esta forma absorber mas abiertamente que los cambios que hemos conseguido a través de este proyecto político son irreversibles muy a pesar de tu esfuerzo infame por desvanecer nuestros sueños.
Exploras cual diseño arquitectónico la bajeza a explotar y asumes con tus ademanes difusos la naturaleza del dolor, te burlas del pueblo y sus logros, degradas la calidez de la inocencia de ese pueblo que esta arrinconado en el engaño mediático que tu has contribuido a fomentar.
Te mofas de la majestad presidencial de manera muy subliminal, por que no tienes guaramos para hacerlo de manera abierta y directa, irrespetas la femineidad de venezolanas con ironías complacientes cargadas de rencor.
Enmudeces con tu paranoia a tus invitados sino te siguen el juego y dicen lo que quieres que digan y continuar con la matriz que quieres generar.
Triste espectáculo nos das todas las mañanas, pero necesario para entender la naturaleza humana y su insanidad mental.
Igualmente triste es entender que se necesitan cinco años de estudios en una universidad, para repetir (chismes de manera burlesca, absurda e infantil) lo ya publicado en la prensa (por una periodista que se aboga una exquisitez inmesurada) en la ultima parte de tu programa, que manera tan baja y degradante de ganarse la vida.
No tienen concepto ni amor de patria.
No volverán