Como en la tierra de nadie, o pueblo sin ley, estos pandilleros fascistas que bajo engaño engatusaron a los electores y lograron asaltar el parlamento, ahora con el mayor descaro se decidieron a mostrar sus garras con un adefesio jurídico que califican de "ley de amnistía". Conductas penalmente reprochables como son los delitos de homicidio, lesiones, estafa, fraude, difamación, injuria, simulación de hechos punibles, violación, porte ilícito de armas de guerra, lavado de dólares, terrorismo, tenencia, tráfico y consumo de estupefacientes quedarían eximidos de responsabilidad penal. Que alguien nos explique cómo disparar desde una azotea con mira telescópica, sabotear instalaciones eléctricas, lanzar explosivos, quemar bienes públicos y privados, intentar quemar guarderías infantiles, universidades y liceos pueda considerarse actividades de políticos civilizados y no de barbaros enardecidos por la sed de venganza. A todas estas habría que preguntarse cuál será la opinión de la Conferencia Episcopal de Venezuela, la OEA y su alcahuete CIDH, el Congreso Norteamericano, la Comunidad Europea y la trulla de fariseos de esas llamadas ONG que se disfrazan de defensores de los derechos humanos y trafican con la ultraderecha.
Tal como vienen desarrollando los acontecimientos, se hace necesario imponer fuertes sanciones a esa oposición rabiosa, necrofilica e inescrupulosa que se niega a rendir cuentas ante la justicia, sin que prive ninguna contemplación porque en principio y doctrina la ley rige para todos por igual. De modo que la comunidad internacional deberá conocer con lujos de detalles todo el contenido de ese satánico ante-proyecto de ley que pretende convertir a monstruosos victimarios en mansa ovejas inofensivas que, según ellos, nunca quebraron un plato.
De manera pues que si alguna granuja está interesada en obtener patente de corso para delinquir, entonces le recomendamos dirigirse a la directiva de la asamblea adeco-burguesa que está ofreciendo el más extenso surtido y a muy buenos precios en combos de delito. Y como para la MUD el mundo está patas para arriba, habría que preguntarse si de ahora en adelante son puras habladurías de pendejadas cuando decimos que el crimen no paga ni hay delitos perfectos, o sea, sálvese quien pueda.
La "Constitución sirve para todo", decía José Tadeo Monagas en 1848. Entonces hagamos de la nueva Carta Magna Bolivariana el instrumento idóneo para salvar la republica de anarquía, violencia y sobretodo de las asechanzas de una jauría de desadaptados, quienes siguen creyendo que todavía estamos en aquella indefensa Venezuela de Rómulo Betancourt cuando ordenaba a la Digespol a "disparar primero y averiguar después". Se fijan que los adecos nunca cambian, así vuelvan a nacer.