Sean mis primeras palabras para agradecer a este diario amigo por haberme cedido este espacio, sin censura, para publicar mis pensamientos. Con la de hoy son 250 semanas consecutivas sin ausencias.
Esencialmente comparto cantos de libertad y compromiso cívico positivo. Sin duda la cultura del bienestar nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los demás, nos hace vivir en burbujas de jabón, que son bonitas, pero no son nada más, son la ilusión de lo insignificante, de lo provisional que lleva a la apatía hacia los otros, a la globalización de la indiferencia.
Muchas veces hablamos de la indiferencia, que como expresaba Antonio Gramsci, "es el peso muerto de la historia. Es la bola de plomo para el innovador, es la materia inerte en la que a menudo se ahogan los entusiasmos más brillantes, es el pantano que rodea a la vieja ciudad. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad, aquello con que no se puede contar. Tuerce programas y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia".
Por ejemplo: en Venezuela se organizó una experiencia interesante. A 150 líderes y aspirantes a serlo se les enviaron dos fotografías de niños dibujando naturalmente en una plaza guiados por un maestro creativo. Se les pedía que respondieran diciendo qué les decían tan interesantes rostros y miradas. Solo seis contestaron. La indiferencia cunde y es necesario generar herramientas que despierten conciencias y llamen a la militancia social plena. El Papa suele referirse a este tema con preocupación.
Hugo Chávez ayudaba a quienes lo necesitaban dentro y fuera del país. Obviamente no fue comprendido por aquellos que nadan gozosos en las aguas turbias del capitalismo salvaje, acostumbrados al sufrimiento de los otros, que no los afecta, no les interesa, no lo consideran propio.
Lo bolivarianos somos distintos. Combatimos la indiferencia con amor y solidaridad. Honramos la vida comprometiéndonos con el otro. Con el que espera alguna cosa de nosotros. Venezuela nos necesita aplicados. Solidarios. Jamás indiferentes. Confío en ustedes. Sé que juntos venceremos a la indiferencia.
Un abrazo.