Ángel Oropeza en su laberinto

La mayoría de los articulistas de oposición no merecen ser leídos: llevan 15 años repitiendo los mismos embustes y adjetivos. Unos pocos deben ser leídos atentamente y entre líneas porque, vanidad de vanidades, para demostrar que están en la movida nos dan, en su media lengua, indicios sobre sus planes para derrocar al gobierno.

El psicólogo Ángel Oropeza escapa a estas categorías porque su "aturdimiento metodológico" y su deformación profesional lo lleva al humor involuntario sobre temas serios. Es divertido, por ejemplo, verlo explicar ("Los dos relojes", El Nacional martes 28 de junio 2016) que en Venezuela "el diagnóstico" de lo económico, lo social y lo político no es el mismo: lo económico y lo social van de mal en peor, pero en lo político las cosas se ponen buenas (para la oposición, claro), confesión involuntaria sobre a quién beneficia lo que está pasando. Pero, "estos tres mundos se mueven a velocidades diferentes", de ahí el título del artículo, y eso representa (para nuestro psicólogo) una severa amenaza... "Porque existe el riesgo de que la tragedia social avance a un paso tan acelerado de pauperización que no dé chance a que las soluciones que se están construyendo desde la esfera política arrojen los frutos deseados". ¿Y cuál es ese riesgo? pues "que lo social pueda desbordarse y no espere las respuestas que afanosamente se trabajan desde el campo de batalla político".

En otras palabras, el riesgo, para Oropeza, es que la gente no descargue su arrechera contra el gobierno sino contra los verdaderos responsables de lo que les está pasando. Y así. vaya a caer "en las trampas de un gobierno agónico necesitado de errores contrarios que le den oxígeno". Y tiene razón Oropeza porque si algo le ha dado oxigeno al gobierno desde hace 15 años es la estupidez de la oposición.

La MUD, nos dice el psicólogo, es "la vanguardia política del descontento" pero, ojo, la MUD debe "evitar que algunos sectores de la población perciban, equivocadamente, que hay dos luchas distintas: la política y la del descontento callejero". No, nos explica, "la lucha es una sola, y es lograr la canalización política del descontento, tanto para lograr el cambio de régimen como para generar las condiciones políticas que permitan la gobernabilidad y estabilidad de la transición". Eso suena bien, pero a partir de aquí a Oropeza, "se le va el yoyo", "le patina el hidromático" y delira: no hay que "caer en las trampas del gobierno, interesado en exacerbar a la población buscando reacciones que justifiquen reprimir con un mínimo de justificación y legitimidad". Es decir, que el gobierno (que se ha calado estoicamente 15 años de protestas) está ahora interesado en los disturbios y la violencia para poder reprimir los disturbios y la violencia... ¡Oh, Maquiavelo! eres un niño de pecho comparado con Nicolás Maduro...

Y si la "paranoia crítica" de Ángel Oropeza nos parece absurda, él tiene la respuesta en un ejemplo, porque "A este respecto lo sucedido hace pocos días en Cumaná levanta toda clase de suspicacia". Suspicacia que nuestro profesional convierte en hechos, con una objetividad científica que ya quisieran Freud y Young para un día de fiesta: "Los cumaneses hablan de cómo sujetos identificados con el oficialismo iniciaron y dirigieron los saqueos, lo que provocó la inmediata militarización de la ciudad". ¿Los cumaneses? compai, esa es mucha gente, y más si no tienen nombre, y no sabemos si viven en San Francisco, Caigüire, o El Peñón. Sin mencionar que los saqueadores fueron traídos en camión, fueron grabados, identificados y están presos... Quizás por eso nuestro Sherlock Holmes, consciente de que pisa hielo quebradizo, da un pasito para atrás y hace la salvedad: "Si esta jugada no fue ideada en los oscuros laboratorios del fascismo gobernante, lo cierto es que le ha caído de perlas". Que gobierno más suertudo, hasta los saqueos lo nutren...

Y vamos a terminar con el párrafo final de nuestro buen Ángel, analizando, diría López Pedraza, la retórica del paciente: "Esto es precisamente lo que hay que evitar: que la presión social sea utilizada para voltearla contra la propia gente, y servir así a los propósitos de un gobierno desesperado por cualquier excusa que le permita escapar de lo que el pueblo le tiene preparado".

Nuestro aprendiz de brujo, de la escuela de la MUD cuyo nivel académico está muy por debajo del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, se siente amenazado porque las cosas "se les pueden ir de la mano" y la presión social se puede voltear contra "la propia gente" (la gente son siempre ellos) y responde a la amenaza amenazando al gobierno con "lo que el pueblo (la MUD) le tiene preparado". ¿Y qué es lo que le tienen preparado?

Sea lo que sea, ahora sabemos que Ángel Oropeza lo sabía.



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Eduardo Rothe


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