La Conmemoración del Bicentenario de Francisco de Miranda a partir de este 14 de julio de 2016, en todo el país y el circuito de Embajadas y Consulados de nuestra República en el mundo, tal como anunciara el Presidente Nicolás Maduro abre espacio a las siguientes reflexiones. Francisco de Miranda, arquitecto de revoluciones como se le conoce, con obra de pensamiento y acción revolucionaria recogida en más de 63 volúmenes, en su Diario de Viajes, representa hoy un verdadero legado y patrimonio de la humanidad. Como lector estudió de la fuente francesa en la obra filosófica de Montesquieu, Rousseau, Voltaire y Diderot, del empirismo inglés con Locke, Hume, y absorbió la visión de la naturaleza de Humboldt. Fue un políglota aprendió francés, inglés, alemán y ruso conociendo instrumentalmente el árabe e italiano, mientras traducía del latín y griego. Concilió las ideas del racionalismo y la utopía social llamada en Latinoamérica: Independencia. Fundamentó el paradigma de su producción intelectual, la acción político-militar como de sus aptitudes artísticas y emocionales al prefigurar a “Nuestramérica” como unidad político-geográfica-cultural.
Una carrera militar iniciada en 1773, desarrollada en varios escenarios como Europa, África, Estados Unidos y América Latina y el Caribe, signada por responsabilidades en regimientos, misiones hasta la concepción de grandes estrategias tanto en el campo de Batalla como en la negociación, hasta ser Mariscal de Campo al lado de Doumoriez, además del exilio, las cárceles. En su vida, supo cultivar el pensamiento, la acción militar, fue diplomático, proyectos como Colombeia y la construcción originaria del canal de Panamá además de sus visitas a Inglaterra. Estuvo en Países Bajos, para proseguir su periplo hacia Prusia, la antigua Sajonia, Alemania, Viena, Hungría, Italia, Grecia, Constantinopla, Turquía, Estambul, Rusia, Moscú, Bélgica, Suecia, Noruega, Dinamarca, Suiza, Francia, y naturalmente Venezuela. Miranda cultivo el jardín de Epicuro, es decir la amistad y la generosidad los afectos, con filósofos de la política, historiadores, escritores, músicos y hasta estadistas.Fue amigo de Washington, Hamilton, Adams, Jefferson, Madison, Petion, Baillo, Brissot, Gensoné, Danton, Joseph Haydn, Doumoriez, Fouquier-Tinville y Napoleón Bonaparte, Raynal, Manmortel y Gibbón, y en Latinoamérica con San Martin y Mariño.En 1806, nos proporcionó la primera bandera –antes fue a la morada de José Leonardo Chirinos- todas portadoras de los símbolos de un camino que apenas se iniciaba, en defensa del llamado a la defensa de los derechos universales de la humanidad.