Muchas veces me pregunto si honramos adecuadamente a Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, conocido como Francisco de Miranda (Caracas, 28 de marzo de 1750 - San Fernando, Cádiz, 14 de julio de 1816). No siempre lo hacemos y en momentos como los que estamos viviendo "el americano más universal", como se evoca a este amigo del Libertador, a 200 años de su muerte, emerge como un referente nacional espectacular.
Las nuevas generaciones saben muy poco de este compatriota que participó en tres guerras concretas: la Independencia de los Estados Unidos; la Revolución Francesa, acontecimiento en el que fue protagonista destacado y por el que le fue otorgado el título de Héroe de la Revolución; y las Guerras de Independencia Hispanoamericanas.
Destacó en la política como un firme defensor de la independencia y la soberanía de las naciones en el ámbito internacional. Militó con los girondinos en Francia. Fue firmante del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela, impulsor y líder de la Sociedad Patriótica. También fue el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia que Simón Bolívar trataría de llevar a cabo tras la liberación de Colombia, Ecuador y Venezuela en 1826, aspirando a unificarlos en una sola nación.
Son hazañas superlativas si se tiene en cuenta la limitación extrema de medios de transporte y comunicación de la época. ¿Se imaginan a Miranda con celular, Internet y avión? Un superhombre. Seguramente sería un gran líder mundial.
Estoy persuadido de que Francisco de Miranda merece todos los honores. Ojalá este bicentenario de su paso a la inmortalidad ocupe un lugar preferencial en los medios y en las agendas oficiales. Sigamos su ejemplo con valentía, inteligencia y fuerza para alcanzar la Venezuela Potencia que anhelamos. ¡Francisco de Miranda, te admiro como maestro y patriota!
