Carta a mi hermano Hugo

Hermano, últimamente he podido observar con mucha preocupación el grado de inconsistencia que domina tu alma y me resisto a que puedas desfallecer.
Veo como revisas papeles de trabajo, piensas, meditas y las soluciones no terminan de florecer. Te relaja ver algo de televisión, ríes, juegas y te distraes. Al poco rato me preguntas qué vamos a hacer; no sé qué responderte. Estás bloqueado porque entiendes que no todo va bien.
Tu corazón es abrazado por la impotencia que te produce la ausencia de bondad y probidad de quienes se han acercado a ti, y han terminado arrimado a sus bolsillos el lucro para reivindicar sus frustraciones.
Siento como te desmoronas y usas el silencio como armadura contra la traición.
Que peso tan grade te ha tocado llevar a cuesta mi querido hermano, no quiero estar en tu mente, sé que sufres internamente y tu descontento se manifiesta de mil maneras.
Ayer noté como te sentías en la hora del almuerzo, recordaba las largas horas de nuestra infancia, de nuestras travesuras y tuve que contener las lagrimas para que no me vieras llorar. Me retiré. Creo que no lo notaste, pero al atardecer mis ojos eran un completo desastre, pero iluminaban con solidaridad tu pesar.
Estás persuadido de que no todo está perdido, sigues cual luchador incansable en procura de darle a nuestra humilde familia una razón más para seguir.
Entiendes que si tú caes, cae nuestro amor hacia todo lo que representa un sueño bonito de ser más equilibrados en alma y cuerpo.
Te exhorto a que explotes en conciencia y que brillen tus ojos, que se carguen de dulce lluvia y que el suelo polvoriento se convierta en suave alfombra.
Hermano sufres y sufro a tu lado, veo los monjes que en sus meditaciones encuentran sonrisas para darte fuerza y no sucumbas ante las extorsiones del mal.
Cubro en un manto blanco plagado de felicidad la dicha de todo aquel que ha sido bendecido por tu compasión y te lo recuerdo. Tus ojos brillan y reflejan el alcance de las victorias que hemos conseguido juntos. Cesas de llorar, para atrapar en tu risa la certeza de que nos impondremos ante el mal, nadie puede contra nosotros, estamos del lado de la luz.
Sales de la sombra que tomo tu cuerpo por sorpresa y tratas de reivindicar las horas de insomnio que hemos vivido. Como te extraño hermano. Regresa por favor.
Aguerrido y presto para nuevas batallas.
No tienes porque decaer, sabes que existe un mundo que juntos debemos construir. Ayúdame a ayudarte mi querido hermano, deja que nuestras almas puedan fusionarse en una sola.
Sigue escribiendo, no pares, no hay tiempo que perder.
Tu vida es la mía y la de todos, sal de la penumbra y vuelve a sonreír como el soldado que un día decidí seguir.
Tu hermano que te quiere. Eres nuestro ejemplo.
Comunícate y diles que los estás esperando. Sólo escúchalos y deja fluir el ritmo de nuestra revolución.

Patria o Muerte
Venceremos.

No volverán.

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chamosaurio@gmail.com


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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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