Es indudable el papel estelar que ha jugado la Canciller Delcy Rodríguez en el más cruento ataque "diplomático" internacional vivido por Venezuela. Su aptitud, que recuerda aquel viejo episodio de nuestro Canciller de la Dignidad Arcaya, cuando se negara a votar a favor de la expulsión de Cuba de la OEA, nos hace sentirnos orgullosos de como una combatiente, mujer puede dar ese ejemplo de probidad, gallardía y su absoluta lealtad al legado de Hugo Chávez y los lineamientos de la política exterior venezolana bajo la conducción del Presidente Maduro. Muchos temas fueron tratados con claridad meridiana en el Programa Televisivo de José Vicente Rangel el domingo: relaciones con Estados Unidos; las acciones injerencistas de Almagro; la situación truculenta contra Venezuela en el MERCOSUR ya superada; la falacia del aislamiento al país; y las ambigüedades de la Unión Europea.
La propuesta de la Canciller Delcy Rodríguez, sobre la necesidad de una "Nueva Gobernanza" capaz de regular los poderes mediáticos mundiales, añade una favorable discusión y debates sobre cómo frenar el impacto de hiperproducción de "anti-valores" de parte de los poderes mediáticos mundiales. La época de Orson Wells se hizo realidad. Lo que fue una aterradora ficción narrativa le ha seguido los sucesos programados y planificados como en Ruanda; Madrid; Caracas, con protagonistas diversos respectivamente; una Estación de Radio en África, un Presidente español enloquecido y una profesora universitaria venezolana que aseveró ver salir armamentos de la Embajada de Cuba en Caracas en los hechos de abril 2002 y acto seguido lo que ocurrió.
El ejemplo paradigmático es la guerra de Irak, que causó un millón de muertes, cuya causa era la existencia de "armas de destrucción masiva" que resultaron inexistentes. Un titular de prensa nos alienta hoy, que hace días señalaba que "La Corte Penal Internacional estudia encauzar a Blair, Bush y Aznar por crímenes de guerra" basados en un informe de gobierno británico (Chilcot) que asevera que se trató de una guerra "ilegal e injusta". Estamos en la era de la reproductibilidad electrónica, vivimos un mundo que puede ser alterado en un instante, reproducir exponencialmente valores falsos, y en un segundo, "romper" la vida cotidiana, donde la cuantificación del tiempo, el espacio y el movimiento cambió totalmente. Un Código de ética, Cuerpo legislativo trasversal, una Declaración Universal, se hace urgente. Las imágenes allanan nuestra realidad y tenemos un nuevo modelo de representación del acontecer. Los peligros: el impulso la "homogenización del imaginario" planetario, pues en la sociedad de la información es "verdad", tiene significación y realidad, solo lo que se ve en los medios.