De alguna manera con la Revolución Bolivariana y con la redacción del preámbulo de la nueva Constitución de 1999, quedó claro que culturalmente la recaptura de la significación de la nacionalidad pasa por iniciar lo que Alejo Carpentier denominó "La inmersión inmemorial", es decir, el inicio de "un viaje hacia el círculo inicial".
En ese sentido, cobra gran significación cuando esa cruzada de difusión internacional se convierte en elevar el significado y empoderamiento de los pueblos indígenas, al mostrar al mundo su actual organización social y que conlleve a elevar a la categoría de ser patrimonio oral e intangible de la humanidad, cuya tarea en el caso concreto es producir y acelerar nuevos pronunciamientos de la (Unesco). Hoy la repatriación de la Piedra Kueca es una lamentable mora con nuestros ancestros.
Las calamidades del mundo de hoy, los crecientes desequilibrios y altos índices de pobreza, generados por el proceso de globalización y el capitalismo salvaje, inciden de manera trágica, en el descalabro del paisaje humano urbano y la merma cada vez más acentuada, de las potencialidades y el mejoramiento del mundo rural, incluyendo la expoliación, explotación y el saqueo de los productos del hábitat indígena.
Desde la Expo-Universal Hannover y la Flor de Venezuela fue una valorización de los pueblos indígenas de Venezuela y su cultura. Una caracterización visibilización contemporánea resulta incompleta, aunque tengamos una universidad. Una caracterización que parta del fundamento del origen pero que continúe enfocando a las etnias diversas (en Venezuela tenemos 34) como agentes del cambio social y sobre todo en el marco de una democracia participativa y protagónica que la ha rescatado como una tradición viviente.
Hoy día resulta fundamental que las misiones diplomáticas venezolanas se propongan desempeñar un rol fundamental en la revalorización de la identidad cultural, política y territorial, de los pueblos indígenas, sobre todo en un momento en que especialmente en Europa comienzan a resurgir fantasmas de la xenofobia, los separatismos, la discriminación racial, étnica y cultural. Reforzar los niveles de relación interinstitucional de los países con población indígena, con la consecuente cooperación internacional, gestionar la solución a los diversos problemas que aquejan a las diversas comunidades indígenas de América y el mundo es más que imperativo.