En un estado totalitario la situación es, permanentemente y en todos los campos, la misma que en los demás países domina algunos ámbitos en tiempos de guerra. Se ocultará a la gente todo lo que pueda provocar dudas acerca de la competencia del Gobierno o crear descontento.
Friedrich Hayek
El gobierno de Colombia luego de dialogar en la Habana-Cuba durante cuatro años, logró con La FARC, un acuerdo de paz, que será sometido a un referéndum el 2 de octubre ante el pueblo colombiano.
Los colombianos durante casi 60 años estuvieron bajo una criminal guerra que les costó millones de víctimas, desaparecidos, desplazados, terribles sufrimientos aunada a los daños materiales. Millones de colombianos se vinieron a Venezuela huyendo de ese terror.
Durante seis lustros escuchábamos las noticias del ensañamiento con que se agredían colombianos nacidos en su mismo suelo patrio. Aquí en Venezuela con este "periodo especial similar al cubano" que estamos viviendo, no somos capaces de asimilar ese ejemplo, que fue tan dramático, y reflexionar, antes de comenzar una guerra el 1 de septiembre, y a destruirnos. ¿O lo mejor no es mejor empezar un dialogo sincero con la oposición ya? ¿Por qué no formar una alta mesa de dialogo político sin la presencia de militares, y escuchar los argumentos de la oposición venezolana antes de emprender el camino hacia la violencia, y la locura, que está armando el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino, con la movilización de tanquetas, y carros antimotines hacia Caracas?
Aunque existan grandes divergencias entre las partes en conflicto, en Venezuela, no puede ser peor que el odio que se tenían el gobierno colombiano, y las guerrillas de las FARC.
Preferible es un trago amargo de un debate de alta política, con fuertes argumentos que tener que afrontar el horror de una guerra, iniciada por militares esbirros. Hay una máxima que dice: "mejor es un mal arreglo que una larga guerra criminal".
Gandhi lo dijo: "No hay un camino a la paz, la paz es el camino". La rehabilitación económica de Venezuela debe contar con el concurso de todos los venezolanos de buena voluntad, los militares a sus labores que le confiere la constitución.
Los colombianos han logrado pasar una de las páginas más trágicas de su historia reciente. Con el anuncio oficial del acuerdo final solo quedará la firma definitiva, y la refrendación de lo pactado en un plebiscito que se celebrará el próximo 2 de octubre. Ya han acordado el cese bilateral del fuego, que será el final de la guerra, falta por negociar las condiciones de la amnistía de los guerrilleros, su futura participación en política y cómo se abordaría su reincorporación a la vida civil.
En la actual crisis socioeconómica que vive Venezuela, hay que recordar los horrores del totalitarismo estalinista del siglo XX, muchos hemos argumentado que lo mejor para evitar esta locura de la represión militar el 1 de septiembre, es hablar con verdades objetivas. El fundamentalismo estalinista ‘bolivariano’ prefiere que las verdades sean provisionales, porque en su ignorancia de la realidad, se creen con fundamento para imponernos un ‘periodo especial similar al que vivió Cuba’ a los venezolanos por la fuerza. Los razonamientos de Vladimir Padrino adolecen de un gravísimo error de diagnóstico político. Si con su ideología totalitaria militarista impone ilegítimamente la razón de un Estado de excepción, es precisamente porque es parte de un gran relativismo moral. Aplicado especialmente durante las purgas estalinistas, cuando se aplicó el principio del relativismo marxista-leninista de George Lukács- escrito por muchos escritores- donde se dice que: "la ética comunista hace que el deber más alto sea aceptar la necesidad de hacer el mal".
En los militares que nos gobiernan no reconocen ninguna verdad absoluta que puede cruzarse en el camino de la revolución que manejan a su libre albedrio, en la construcción de su idea del Estado Totalitario Militar, cualquier atropello a un venezolano el 1 de septiembre, no puede ser justificado cuando se hace con un fin macabro de sostenerse en el poder. No puede irrumpir en la historia venezolana del siglo XXI, en una nueva forma enmascarada de querer decir que el fin justifica los medios.
Es preciso decirle a Padrino López que el mal de la inflación, escasez de alimentos medicinas, repuestos, mala calidad de vida etc. No puede ser combatido con el mal de la represión militar, y policial. Presidente Nicolás Maduro ante estas horas aciagas que vive Venezuela le voy a recordar una cita de Mahatma Gandhi: "de un mal puede surgir un bien, pero esto depende de Dios, no del hombre; el hombre debe saber solamente que el mal viene del mal, igual que el bien se explica por el bien. La lección que hay que sacar de la tragedia de la bomba atómica no es que nos libraremos de su amenaza con solo fabricar otras bombas más destructivas todavía. La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia".
La tolerancia es aceptada cuando se nutre de unos argumentos firmes.
Señor Presidente Nicolás Maduro, se genera intolerancia cuando se niega la verdad objetiva del sufrimiento del pueblo venezolano sometido a una mala calidad de vida, esto es muy importante que lo tome en cuenta: así como es inmoral el querer violentar las conciencias por decir la verdad.