El ambiente está muy agitado, los actores políticos se mueven con cascos ligeros, abundan las mentadas de madre, los descalificativos, las mandada largo a otro lado, los juramentos de desconfianza, las acusaciones de violencia, los ataques verbales dan para hacer un libro, se hace alarde de ingeniosidad, se amenaza, se trata de dividir hasta a los hermanos. Es así, regresamos a la política de la simulación, vivimos tiempos de circo de los buenos, se reeditan aquellas peleas de la cuarta que tanto distrajeron al país.
Simultáneamente se declara que hay diálogo, llegan los españoles a defender sus intereses, los chinos se mueven tras cámaras. ¿Cómo entender en medio del bullicio?
La burguesía, el capitalismo exitoso en derrotar al Socialismo, primero con el asesinato del Comandante y luego con la claudicación de los sucesores, ahora busca estabilizar lo que ya lograron en el campo económico. Procuran llevar al país a una estabilidad política que no haga necesario una dictadura, intentan reeditar al pacto de punto fijo, a la democracia burguesa ahorrándose la dictadura. Después ya tendrán tiempo para modificar la constitución, para privatizar todo en nombre de las necesidades y fallas creadas por el mal gobierno anterior, de reprimir a los violentos, de acusar a la disidencia de traidores.
En estas condiciones está permitido cualquier agresión verbal de los supuestos campos en pugna; pueden decirse de todo siempre y cuando no se metan con la propiedad privada de los medios de explotación y captación de la renta. Es así que vemos los ataques a las personas, nunca a lo que ellas representan que es lo mismo en el gobierno y en la oposición, los dos representan al capitalismo.
Pero cómo terminará este intento de reeditar al pacto de punto fijo. Todo dependerá de los compromisos de los bandos, pero sobre todo de la capacidad de controlar a la masa, de la credibilidad que mantengan los bandos, la mud y el gobierno.
El gobierno cometió la tontería de desmantelar el tejido político y social que mal que bien mantenía, los consejos comunales, las comunas, el PSUV fueron suplantados por los frágiles CLAP, que son organismos francamente clientelares, apolíticos, sin tejido. Esto ubica la credibilidad y el control social como nunca en la recompensa material. Un CLAP sin suministro es un ser sin alma, no tiene sentido, no se mueve. Se desprende que el gobierno conquista adhesiones fugaces, frágiles, pero pierde consistencia en el apoyo.
La oposición, sufre el síndrome de la proximidad del éxito, al sentir la posibilidad de sustituir el gobierno se pierde el cemento que los une, aparecen las agallas que los dividen. Además no falta el pragmático que se sienta con el gobierno, prefiere agarrar algo ahora y no correr el riesgo de perder el chivo y el mecate.
Debemos considerar que los dos bandos son caras de tablas, capaces de recoger las mayores ofensas, de olvidar promesas y metas en nombre de la "paz, de la familia, de la democracia"; mañana se pueden aparecer con un pacto que los voceros de siempre presentarán como un triunfo de la democracia. Todo dependerá del juego de intereses, de qué pierden y qué ganan, todo es un negocio entre pillos, los que aparecen y los dueños del circo.