Si quisiéramos un campeón de los que fácilmente pisan conchas de mango, bastaría con fijarse en la MUD, pues se las traen cuando se trata de meter la pata. ¿Por qué lo decimos? Echaron un polvaso con esa mayoría circunstancial que no esperaban el 6D, pero por glotones y no saber administrar los votos prestados del chavismo disgustado, esta vez perdieron el chivo y el mecate. Y decimos que quedaron guindando sin ser bola, porque por los vientos que sopla todo indica que no habrá diálogo, revocatorio, elección de gobernadores y mucho menos alcanzar la joya de la corona, mientras no surja un liderazgo serio y competente que irradie confianza. Y porque los errores siempre se pagan muy caro, valdría la pena recordar que en política, a veces ganando también se pierde, lo cual explica el por qué la vieja cultura puntofijista perdió la posibilidad de resucitar en medio de los desaciertos de una "revolución" desfasada por quienes históricamente ya son considerados muertos en vida que no dan pie con bola.
Jamás en nuestra accidentada vida republicana se habían presentado tantos casos tan insólitos y contradictorios, dignos del Guinness Word Records. Entre la MUD y el PSUV está planteada una feroz y desleal pugna ya que ambos quieren ser el primero en mentir y desengañar a la gente. Por ejemplo, los mitómanos de la desaliñada oposición ofrecieron con desparpajo que acabarían con las colas al día siguiente de las parlamentarias, y todavía los consumidores continúan madrugando y agolpados a las puertas de los supermercados y abastos para adquirir sus productos. Desde la Asamblea Nacional ofrecieron cambiar el gobierno en menos de seis meses, y por los vientos que soplan quien saldrá primero será Ramos Allup. Igualmente, quisieron repetir el 1 de septiembre el infame 11 de abril del 2002, pero fue tan pobre la asistencia que terminaron ordenando a la escualida asistencia que se resignaran a cacerolear. Y no conforme con su rapsodia de embustes de mal gusto, también los operadores de la MUD nos quieren hacer creer que odian a muerte al chavismo, pero como no hay nada oculto entre cielo y la tierra, pronto el país se enteró que llevaban meses reuniéndose con el oficialismo en los lujosos hoteles cinco estrellas de Santo Domingo. O sea, que todos esos cloacales insultos fueron una comedia bufa con fines inconfesables. Ya no podremos imaginar cómo se sentirían los hediondos pretenciosos del Este de Caracas cuando se enteraron de esa grotesca burla.
Es mentira que solo cambiando al mal asesorado inquilino de Misia Jacinta, el país volverá a la normalidad. Tampoco está en discusión que la actual polarización continua esparciendo pólvora en todo el territorio y que podría llevarnos a una guerra civil innecesaria. Y aunque pudiera parecernos una vetusta oferta la que hiciera el Cabito Cipriano Castro a finales del siglo XIX, sin embargo hoy cobra plena vigencia la necesidad de "nuevos hombres, nuevos ideales y nuevos procedimientos", pues con la MUD y el PSUV corremos el riesgo de que no quede piedra sobre piedra.
De modo que dependiendo de una tercera opción desprovista de odios y revanchismos, también dependerá que no corramos el peligroso riesgo de que Nicolás Maduro se eternice en el poder, igual que José Stalin en Rusia o los hermanos Castros en Cuba. En apretada síntesis: o la democracia es verdaderamente protagónica y participativa, o es que seguimos calcando al carbón los vetustos regímenes caudillistas que heredamos de la Venezuela semi-feudal y semi-pastoril.