Revela una supina ignorancia de nuestra historia contemporánea, cuando alguien movido por odio impregnado de empirismo, intenta establecer un símil entre el gobierno de facto (golpe decembrino de Gómez contra su compadre Castro en 1908), y el periodo iniciado el 14 de abril de 2013 con la elección de Nicolás Maduro por voto directo, secreto y universal. Por cierto, hablando de comicios libres , necesario es recordar que para 1913 no existía en Venezuela árbitro electoral trasparente y confiable como el CNE, pues los gobernantes se caracterizaron por asaltar el poder de espalda a la voluntad de los gobernados. He aquí la primera gran diferencia entre dos mandatarios que alcanzaron la Presidencia de la Republica en circunstancias y condiciones diametralmente opuestas.
En verdad que en 1913, el dictador de la hacienda La Mulera, dispuesto a quedarse definitivamente instalado en el poder, invento una supuesta invasión de Cipriano Castro por las costas de Coro. Aunque ciertamente el verdadero cabecilla de la conjura era Román Delgado Chalbaud, sin embargo Gómez se valdría del pretexto de la supuesta invasión de Castro para suspender las garantías constitucionales y el proceso electoral, instalándose en Maracay en su papel de Comandante en Jefe del Ejército. Por cierto, en aquellos días el periodista Rafael Arévalo González, director de El Pregonero, lanzo un candidato a la Presidencia, el doctor Félix Montes. Como resultado de aquella ingenua postulación, Gómez lo mando para La Rotunda, y el inocente candidato no le quedó otra que irse de Venezuela. En cambio, en los comicios de abril de 2013, a un vago y terrorista como Henrique Capriles le fue permitido competir en el torneo presidencial; y además, arroparse con el manto de la impunidad, tras haber llamado a descargar la arrechera y ocasionar la muerte de 13 inocentes compatriotas, víctimas de la guarimba fascista.
Entre otras sarta de disparates que esconden su rescoldo sobrio de frustraciones, Ramón Rosales Linares, autor del infeliz articulito, dice que "J.V. Gómez se rodeó de una corte de reconocidos intelectuales prestigiosos de la época", con lo que pretende glorificar a plumarios como Pedro Manuel Arcaya, Laureano Vallenilla Lanz y Cesar Zumeta, quienes derrochando materia gris llegaron a desarrollar doctrinas como el "gerdamen necesario", el "cesarismo democrático" otras yerbas aromáticas para justificar la feroz dictadura somocista. Se fijan porque el Libertador no se equivocó cuando afirmo que el talento sin probidad es un azote.
Como explicarle a las generaciones presentes y futuras, que por un descuido fue que a mala hora se infiltraron personajes ingratos como Ramón Rosales Linares, ex Ministro de Producción y Comercio, quien a la final resulto ni chicha ni limonada. Por ello, en nada nos sorprende que ahora se pase con capotera y cobija para la acera del frente, despotricando a troche y mocha como suelen hacerlos los renegados que la historia habrá de desenmascarar. Con razón en el pasado hubo tantas fallas en la producción y comercio de bienes y servicios. ¿O no?