Recuerdo en 1999, la desagradable impresión que me produjo el ver a Luis Velásquez Alvaray, ocupar una destacada posición dentro del movimiento chavista. Luis Velásquez, durante el tiempo que se desempeñó como director del diario Fronteras, recibía con mucho rechazo las publicaciones a favor de Chávez (a quien llamaba “el loquito”, con el mayor de los desparpajos). Luis Velásquez era testaferro de unos italianos mafiosos de Mérida, y en 1999 se convirtió al mismo tiempo en Controlador del Estado Mérida (siendo gobernador William Dávila Barrios) y en Contralor de la Universidad de Los Andes, y cobraba dos sueldos. Yo denuncié por La Razón estas vagabunderías y comencé a ser muy mal visto por algunos camaradas del MVR. Por cierto, que un grupo de estos camaradas trataron de demandarme por mis escritos, y por un artículo mío, un grupo de abogados paralizó por varias horas el diario Frontera. No soportaban mis críticas a Miquilena y a Alfredo Peña; al primero lo llamaba “el más redomado de los politiqueros mafiosos del siglo XX”, y al segundo, desde el mismo día que lo propusieron de Alcalde Mayor, lo bauticé como el Enano Mayor.
Lo cierto era que mientras yo más atacaba a los Luises de Miquilena y Velásquez Alvaray más se encumbraban en el firmamento del poder. Lo que les faltó fue llegar a ser obispos o cardenales, porque aquellas carreras eran realmente meteóricas.
Lo que pasa es que uno conocía a los personajes, y conoce la historia de Venezuela y es muy difícil que nos vengan con cuentos de viejas. A veces estas son cosas que no se toleran dentro de las cerradas y a veces ciegas organizaciones partidistas.
Por ahí he escuchado decir, muy apenado, a mi amigo Luis Tascón el que lamenta mucho haberle dado su voto a Luis Velásquez para que llegara a ser magistrado del TSJ. Yo creo que Luis Velásquez consiguió el titulo de bachiller así como lo tramitaron, por secretaría del M.E., Blanca Ibáñez y Héctor Alonso López. Eso de que Luis es doctor es el cuento más insólito que alguien pueda imaginar. El diario El Nacional para darle bomba a la fuga de Luis Velásquez llegó a decir que la Complutense de Madrid lo iba a contratar para que diera clases de Derecho. Qué riñones.
El MVR en Mérida había quedado sometido a ciertos oportunistas que incluso plantearon como algo muy agudo el hacer negociaciones con (el ex gobernador y copeyano) Jesús Rondón Nucete para convertirlo en senador por el Estado Mérida. Aquello era un desastre y Luis Miquilena había armado la estructura del MVR en todo el país (la cual en muchos casos permanece intacta). Mucha de aquella gente primeriza en política saltó la talanquera en los inicios de los combates, pero también muchos se quedaron encuevados chupando a dos carrillos de lo bueno y de lo caro. Unos primero emigraron hacia la candidatura de Arias Cárdenas, después sin más, se embanderaron con la Coordinadora Democrática y allí se pudrieron. Recuerdo entre ellos al constituyentista Pausides Reyes (que yo llama Paujides en mis artículos), que llegó a ser de los posibles candidatos a gobernador del Estado Mérida. Otro mastodonte que se hizo chavista en esos días fue el orondo científico Ernesto Palacios Prü, quien llegó a ser senador de la República. Ahora este mastodonte es de los que encabeza las marchas en Mérida defendiendo la causa y la dignidad del sinvergüenza Nixón Moreno. ¿Qué les parece?
Era pavoroso en 1999 ver la cantidad de oportunistas adecos y copeyanos que se estaban acercando (y estaban cercando) al MVR para “prestar sus valiosos servicios”.
Corrió por un tiempo entonces una promesa, para mitigar un poco aquellos desastres compulsivos dentro del MVR, y fue, que a más tardar, en el 2001, se renovarían todos los cuadros de Quinta República. Pero los altos dirigentes se hicieron los locos y nada se renovó en ninguna parte.
Todo este estado de cosas hace decir ahora, a los que cargan con esta penosa situación en el MVR, que el Presidente Chávez no los quiere, que no los oye, que no los atiende, y tienen incluso el tupé de añadir que es el MVR el que ha ganado las elecciones. ¡Qué mollejas!
Yo he escuchado esta queja de altos dirigentes regionales. Y con razón. Chávez, como Bolívar, no puede creer en los partidos, y sobre todo si partidos como éste hacen muy poco o casi nada por la revolución.
Quieren que Chávez se encargue de la política internacional, de la guerra de los medios, de las misiones, de la campaña electoral, de enfrentar al imperialismo y a las decenas de miles de golpistas, de atender a los proyectos y programas de los desarrollos endógenos, de los consejos comunales, …
Díganme un lugar donde no se respire este aire mefítico, deprimente, triste y penoso.
Y no adelanto más cosas, porque yo no deseo darles argumentos a la oposición para que ataque al gobierno, pero lo que sí quiero es que a este cáncer tan dañino se le dé un parao porque son tan funestos como los propios crímenes de la CIA. No podemos permitir que coja cuerpo dentro de nuestra propia organización chavista. ¿No les parece?