Estamos estrenando un nuevo año en esta Venezuela prometedora. El encuentro del 31, el brindis siempre esperanzado en que vendrán tiempos mejores, nos llenó de entusiasmo para arrancar con todo el nuevo año.
Nada es fácil. Más bien hay demasiadas complicaciones que no pueden solucionarse con eslogans, discursos, leyes y decretos. Ese es un error que ya no debiera repetirse. Acá lo que es necesario es hablar de producción venezolana. De inversión genuina en proyectos realistas, que aprovechen lo que tenemos y que nos vaya permitiendo sustituir importaciones de productos que antes se producían con niveles de exportación: carne de res, leche, lácteos, café, maíz, caraotas, frutos del mar, ropa y zapatos, entre muchos otros. Artículos sencillos, cuya creación genera puestos de empleo de calidad, muy necesarios para todos.
No debemos abandonar la idea que empezamos a implementar de la desburocratización para acelerar los procesos y combatir la corrupción estructural en todo el sistema público y privado. Tampoco podemos obviar la importancia que tiene que todas estas premisas se plasmen en nuestras leyes para poder avanzar con pasos firmes y normas claras. Por eso, les dejo nuevamente, a modo de aporte para los legisladores, los proyectos de ley que presentamos en Nueva Esparta con la esperanza de que los hagan propios.
Entre estos están: Ley de Insularidad, Ley "Margarita Tecnológica", Ley del Polo Industrial Pesquero, Ley para crear la "Escuela de Formación Industrial Pesquera", Ley que crea la Escuela Superior de Formación de Gerentes Públicos y el Proyecto Madres Costureras. Si la Asamblea sigue siendo una peleadera sin fin con el Ejecutivo defraudará a quienes los votaron. Esto se nota mucho ya.
La Asamblea es el espacio constitucional para generar un diálogo entre el Gobierno y la oposición. Una discusión o debate que se suscite respecto a una problemática determinada, a través del cual puedan concurrir a un acuerdo destinado a disminuir la contingencia existente o solucionarla en su totalidad mediante la ejecución de diversas líneas de acción. Condición esencial: las partes deben actuar con sinceridad buscando sin retaceos un único logro: la felicidad de nuestro pueblo.
Es importante que este estilo baje hacia las gobernaciones y alcaldías para que la armonía de los opuestos vaya siendo la realidad que todos los ciudadanos esperamos. Esa armonía es indispensable para que el contrato social básico no se consuma en diatribas intransigentes que dañan o demoran las soluciones que el pueblo reclama. Pongamos todo a favor de estas ideas y tendremos un futuro mejor para todos. ¡Apostemos a un 2017 en positivo! Un abrazo.