En Venezuela la oposición transita por dos caminos que son perfectamente diferenciables. Por un lado, aparece una oposición crítica, con visión de país, que tiene una partida de nacimiento que muestra sus principios ideológicos para orientar su accionar. En fin, se trata de una oposición con la que se puede debatir por ser racionar y porque no practica el terrorismo como forma de hacer política. Por otra parte, existe otra clase de oposición que si está llena de odios y frustraciones, que huye a la confrontación de ideas porque solo se alimenta de la miseria humana y es proclive a la incivilidad. A ese primitivísimo submundo de incomprensiones pertenece la MUD, suelte de menestrón que se originó con la coalición de algunos partidos tradicionales, asociaciones civiles, y ONG, todos financiados con los fondos provenientes de la Embajada de EEUU y la oligarquía parasitaria que se enriqueció a la sombra del poder. Como es sabido, esta fusión de complotados se conoció primero como "Coordinadora Democrática" (CD); y luego, como Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Cabe recordar que fueron sus integrantes los que planearon y ejecutaron el efímero golpe de Estado del 11 de abril del 2002; los que se asociaron con Fedecamara, la CTV y la ridícula meritocracia de PDVSA, y promovieron el criminar paro petrolero de enero del 2003; y no conforme con su traición a la patria, también activaron con firmas chimbas el Referéndum Presidencial que ratifico el mandato de Chávez.
Y como el que a hierro mata no puede esperar morir a sombrerazos, a esa confabulación de oportunistas y demagogos les llegó la hora de rendir cuentas y por ello tendrán que pagar muy caro el precio de sus recurrentes errores. A todas estas, verdad que sobran razones para preguntarse: ¿Por qué sospechamos que en la MUD no faltan quienes prefieren saldar sus diferencias en el mercado de la apostasía? ¿Acaso no sabían estos tahúres del negocio político que ofreciendo tanto y nunca cumpliendo, terminarían siendo repudiados por sus seguidores? ¿O será que ya algunos integrantes de la MUD, se cansaron de pasar aceite y ahora decidieron negociar su rendición a cambio de jugosos contratos? Y como al buen entendedor pocas palabras basta, alguien debería aclararnos: si es o no capcioso que cada vez que la MUD deliberadamente meta la pata, es el gobierno quien saca las mejores ventajas para su agenda continuista?
Y mientras parecieran cada vez más remotas las posibilidades de salir airosos de esta grave crisis republicana, y en la MUD se conforman agarrando aunque sea fallo, coetáneamente crece una nueva fuerza política que juega limpio y que también quiere un cambio. Veamos quien se atreve a ponerle el cascabel al gato.