Cada vez se evidencia, que esa oposición terrorista pone al descubierto que huye a contarse en elecciones, y sino como explicarse que recurran a los atajos, pues es elemental que si alguien en sano juicio considera que está ganando el juego, entonces ¿Por qué quiere trancar el juego a última hora? O no es verdura el apio.
Cuando los estrategas de la guerra económica concibieron su macabra maniobra de sabotearnos nuestra cesta básica, no previeron que el Estado venezolano: si estaba en capacidad de abortar la maniobra con medida extraordinarias, y por ello hoy el fascismo lanzan el grito al cielo viéndose con la soga al cuello cuando fracasan en su afán de sofocar a la población con escases inducida de bienes y servicios, tal como hizo Richard Nixon cuando planeo "hacer gritar a la economía de Chile" para derrocar el gobierno socialista de Salvador Allende.
Y porque no contaron con la astucia de una revolución que dejo el zoquete atrás y no se dejara quitar lo bailado, ahora pareciera que esa oposición irracional por pecar de bruta y miope se resbalo al despeñadero. De modo que no hay razones para ruborizarse por el hecho de que a los terroristas se les capture y sometan a juicio respetando el debido proceso, pues eso apenas representa una minucia, si la comparamos con la drástica sanción que impuso el tribunal de guerra contra el general Manuel María Francisco Piar en octubre de 1817. Y conste que en ningún momento, el héroe de la Batalla de San Félix, solicito negociar nuestra soberanía con el invasor ibérico.
Abreviando el cuento cabe preguntarse: ¿Quién entiende a los perros falderos del imperialismo que de rodilla le imploran a los gringos para que nos invadan? Por ello, cada vez desconcierta saber que vociferan solicitando elecciones, pero acto seguido patean la mesa cuando desconocen al árbitro. ¿Por qué si saben que las encuestas dicen que bajaron como queso fresco, todavía insisten en engañar a sus seguidores? ¿O acaso será que Los Halcones de Washington son tan pero tan sádicos, que ahora decidieron castigar a sus fracasados cipayos, ordenando que esta vez actúen como kamikazes submarinos japoneses?