El colmo del cinismo se pone de manifiesto cuando los cabecilla de esas acciones vandálicas, como quien no quiebra un plato tienen el tupe de llamar a manifestar de manera pacífica. ¡Qué riñones! Incendian dependencias públicas, saquean comercio y a mansalva disparan desde las azoteas; y no conforme con semejantes atrocidades, también nos toman por estúpidos cuando atribuyen a la fuerza pública la responsabilidad de los cuantiosos daños contra las personas y la propiedad.
Llevamos dieciocho años calándonos el mismo numerito de una oposición terrorista que pretende asaltar el poder, como si tratara de soplar y hacer botella. ¿Permitiría cualquier gobernante norteamericano, que alguien llamara a una intervención de Rusia o China? ¿Se cruzaría de brazo el FBI o la CIA, si algún gringo o extranjero se atreviera a escupirle la cara, sacarle la madre y lanzar objetos contundentes contra cualquier funcionario en cumplimiento de sus responsabilidades?
Ante tan lamentable cuadro político que amenaza con anarquizar la república y poner en tela de juicio la eficacia del Estado, el gobierno de Maduro está obligado a apretarse los pantalones para que los fascistas no sigan creyendo que el desorden y el terrorismo son parranda de chuco, y que cualquier pendejo con ínfulas de guapetón intente olerle el pan a la revolución chavista.
Hoy, por re o por fa, la mayoría de los venezolanos reclaman con urgencia que el gobierno ponga mano dura para frenar el paramilitarismo y la inherencia de intrusos extranjeros que en la región osan irrespetar nuestra soberanía. ¿O será que en Miraflores las bolas son pieza decorativa como jarrón chino, y cualquiera puede patearnos el trasero? De modo que tal cual como están las cosas, nada justifica que esos agentes del terrorismo anden suelto como Pedro por su casa. Amanecerá y veremos.
Recordamos que en 1914, Juan Vicente Gómez puso en vigencia la llamada Ley Tarea, que obligaba a los vagos y politiqueros a cumplir labores de obras públicas. Jamás el Benemérito habría permitido que criminales y golpistas como Leopoldo López, Capriles, Allup, Borges y compañía se cagaran en el alma de todos los que poblamos este maltratado territorio. ¿O no?