Una de las virtudes que más valoro como persona, como ciudadano y político es la lealtad, una cualidad que no solo debemos desarrollar, sino que debemos practicar a plenitud para ser mejores seres humanos, para tener una vida, un país y un mundo mejor.
La lealtad suele describirse como la devoción de un sujeto con un estado, gobernante, comunidad o persona. Hay quienes refieren que solo se puede ser leal a otra persona pero considero que su significado es mucho más amplio, se debe ser leal a lo que se cree, a los principios, a la patria, la nación, a tu ideología, a uno mismo. La lealtad aplica a todo lo que nos rodea.
El filósofo Josiah Royce la definió como "una virtud primaria, el centro de todas las virtudes, el deber central entre todos los deberes. El principio moral básico del cual se derivan todos los otros principios". Y es que sin duda, quien es leal debe ser fiel, noble, honrado, franco, recto, sincero. La lealtad es una obligación moral, un compromiso, es conciencia. Es cumplir los compromisos a pesar de cualquier circunstancia, responder por las obligaciones asumidas.
Para los revolucionarios este es un concepto de vital importancia, define lo que somos y en lo que creemos; y hoy quiero persuadirlos de la necesidad de ser leales no solo con palabras, sino también, y sobre todo, con acciones claras y contundentes. El proceso que defendemos no busca resguardar posiciones personales, por el contrario, se debe a la igualdad, la justicia, la libertad, la verdad, el bienestar de la mayoría, del pueblo, y por ello requiere que seamos fieles a todos esos principios que son innegociables.
Venezuela necesita que nuestra lealtad se manifieste en el trabajo en equipo, en honestidad, en solidaridad para con nuestros hermanos, en la lucha contra la corrupción, contra los ataques internos y externos a la paz, a la soberanía y la independencia. Requiere de un pueblo íntegro, respetuoso de sus leyes, unido, y eso es lo que debemos pregonar, promover y practicar desde nuestros espacios. En los hogares debe inculcarse este valor y en cada una de las instituciones de la administración pública debe privar este sentimiento de lealtad a nuestra gente y a nuestro país.
También debe verse reflejada en la prestación de servicios eficientes, transparentes, oportunos, de calidad; en el empeño por salir adelante, por innovar, emprender, producir. Siguiendo este norte el resultado no será otro que el éxito. Podemos lograrlo. Hagámoslo y materialicemos ese sueño que es la Venezuela Potencia. Un abrazo.