Cada vez que le meto un vistazo a lo que escribe este dirigente de Marea Socialista, recuerdo a Nicolás Lenin cuando afirmaba que había individuos que se leían un librito, se aprendían el librito, repetían el librito, y aún no comprendían lo que decía el librito. Algo parecido dijo Don Mariano Picón Salas cuando se refirió a ese "hombre de un solo libro". Uno que lleva tiempo en el quehacer político, no sale de su asombro viendo como tan fácilmente se cambia de opinión de la noche a la mañana. Por ello nos sobran no razones para preguntarnos insistentemente: ¿ Con lo caro que esta el papel y la tinta, qué sentido tiene criticar por criticar, en vez de aportar soluciones que mejoren el funcionamiento de los órganos del Poder Público?
Llevo tiempo haciéndole seguimiento a esos plumarios que hasta hace poco vimos comiendo en la misma mesa del chavismo, y ahora con saña y morbosidad se dedican a tratar de destruir cualquier acierto conquistado durante el nuevo ciclo histórico iniciado en 1998. ¿Sera que es tan grande su odio que lo ciega para no ver la fortaleza de un proyecto, y que todavía tiene pendiente redactar nuevas páginas en nuestra historia contemporánea? ¿O sencillamente coquetean con el fascismo creyendo que podrán agarrar aunque sea fallo en un hipotético gobierno ultraderechista?
En cuanto a la preguntan un tanto ingenua de cómo destrabar el juego, respondemos que solo deben respetarse las reglas del juego democrático, porque no deja de ser una guachafita el hecho de que elijamos a un gobernante y al siguiente día le solicitemos la renuncia, como si los comicios fueran parranda de chuco. ¿O es que en Venezuela vivimos en la tierra de nadie?