Creo que la obra de Piar, la de Miranda y la de Bolívar, sigue siendo la misma. La misma de Sucre, de Urdaneta y de Zamora en el contexto de la Guerra Federal, que une la libertad con la igualdad. Con la Independencia y Soberanía. Por eso a pesar de las dolorosas y traumáticas diferencias, Piar debe estar muy pronto en el Panteón Nacional, conducido desde aquí desde Chirica hasta Caracas por la Unidad Cívico Militar. Con la tierra de Chirica que vaya en los brazos de nuestro Ejército Libertador. Palabras más, palabras menos, con este espíritu recibió el camarada Presidente Nicolás Maduro el Bicentenario de la Batalla de San Felix el 11 de abril de este año, bajo el viento que abraza al Caroní y al Río Padre Orinoco bajo aquel Sol implacable, que alimentó el Fuego Sagrado de los Caciques Heroicos y de nuestros nuevos y viejos Libertadores.
¿Cómo hablaba el General en Jefe Manuel Piar a los pueblos y comunidades originarias en el mismo año de 1817?. La proclama libertaria e independentista, está dotada de alto sentido de identidad y dignidad, con profundo espíritu igualitario.
Dirigida a Nosotros, los habitantes de la Villa del Yocoima de Upata, a Nosotros, los indios de Tupapuy (Cupapuy o Cupapuí) y demás misiones del Caroní, exhortándonos a la incorporación a la causa de la independencia después de la batalla de San Felix el 11 de abril de 1817. (1) Explica el camarada Mario Sanoja que las Misiones del Caroní, ya tenían algunas de las características más importantes de una empresa capitalista, con trabajo semi-esclavo de la mano de obra indígena, usada con pretextos pseudo-religiosos. De allí la interpretación de Piar sobre la geoeconomía de la guerra de independencia y la perspectiva geoestratégica de Guayana y la navegación del Orinoco para acceder a los llanos y los Andes, al Caribe y al Atlántico. Nos conectaba con la totalidad de nuestras áreas geo-históricas y culturales como país guayano-amazónico, llanero, andino y caribeño y de algún modo, atlántico. Para entender en ese momento histórico, que la clave no estaba en Caracas sino en Guayana para darle piso sólido al proyecto independentista y la formación de La Gran Colombia.
Estamos en el año bicentenario de la Batalla de San Felix en las sabanas de Chirica, donde el General Manuel Piar, con 500 flecheros de los pueblos originarios como parte del ejército patriota, derrotó al General realista Miguel de La Torre, convirtiéndose en el Libertador de Guayana y creando las condiciones para que nuestro Libertador Simón Bolívar desde el Congreso de Angostura le diera cuerpo y alma al majestuoso proyecto de La Gran Colombia (1819-1830). Traicionado luego por Páez y Santander, en complicidad con la Inglaterra imperial y el naciente imperialismo norteamericano de la Doctrina Monroe (1823), contrario al bolivarianismo del Congreso de Panamá (1826).-
Veamos las palabras textuales del nuevo Libertador de Guayana a los pueblos originarios de la cuenca del Caroní:
“El gobierno español se ha acabado: la patria está ya libre, y vosotros que sois sus hijos primitivos, debéis ser los primeros que gocéis de la libertad, de sus privilegios y derechos.
Hasta ahora habéis estado sujetos al capricho arbitrario de los capuchinos que, no contentos con ejercer su ministerio espiritual, os oprimían reduciéndoos á esclavos: en adelante no será así.
El Ejército de la República es nuestro defensor. Nosotros os miramos como hermanos y como tales os concedemos los mismos derechos nuestros.
Venid pues á reuniros con nosotros: volved a ocupar vuestras casas y pueblos: nadie os hará daño. Vuestras familias, mujeres é hijos serán respetados y disfrutareis con ellos, tranquilidad, paz, abundancia y felicidad”. (2)
Destaca el camarada César Rengifo que en la región de Las Misiones del Caroní, en una zona que hoy está bajo las aguas de la represa del Guri, en 1818 se montaba una obra de teatro en idioma caribe llamada “La Muerte de Moctezuma”, para motivar a los pueblos indígenas en la guerra de independencia. Cuentan unos observadores ingleses que le pidieron permiso a Bolívar para visitar las misiones y vieron el montaje de la obra, haber quedado impresionados por la complejidad de la coreografía y en el mismo idioma del pueblo pemón. Pueblo que ha seguido resistiendo hasta nuestros días y donde destaca un Cacique contemporáneo llamado Antonio Macrerán González, quien fue recluido a la isla del Casabe al enfrentar a la Transnacional Hato La Vergareña.-(3)
(1) En Upata, mi pueblo natal a este lugar y río de ese nombre le decimos Cupapuy o Cupapuí).
(2) Memorias del General O´leary. Tomo XV,p.164. Citado por Yolanda Salas en Manuel Piar, El héroe de múltiples rostros. Fundef. Caracas.2004.
(3) Macrerán González murió en una fecha relativamente reciente del siglo pasado. La Transnacional Hato La Vergareña extendía su invasión colonial desde el río Aro hasta el río Paragua. Macrerán se estableció en la Isla del Casabe, en su resistencia frente a esta transnacional amparada por la Cuarta República. Su biografía como Cacique de la Resistencia Indígena Contemporánea, debe ser reconstruida con la memoria oral de su familia, de su pueblo y de sus vecinos en la cuenca del río Paragua. A través del camarada Aníbal Castillo, recientemente fallecido pude conocer a una de sus hijas, quien viajó a Upata para bautizar Oscéneba y Apacuana y Cuaricurián de César Rengifo publicado por Fundarte (Biblioteca César Rengifo, que está publicando toda su dramaturgia, obra por obra).