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Chávez no se equivocó. Le pasó el testigo a un maloso, como Nicolás Maduro. El chófer de autobús aprendió demasiado, resultó un hueso duro de roer. A Maduro no lo han podido sacar de su centro. De su zona, y mucho menos le han hecho daño, pues, ni siquiera el apetito se lo han podido reducir. La oposición, como puente de playa del imperio, ha hecho de todo por tocar a Maduro. El hombre se mueve como un verdadero campeón, y de vez en cuando lanza un manotazo que daña la existencia de la derecha apátrida venezolana. Desde que recibió la presidencia está esquivando y esquivando golpes de todo tipo, golpeando, a su vez, a sus enemigos políticos. A ellos sí los ha sacado Maduro de su centro. Hasta el punto que los tiene totalmente desestabilizados. Se están comiendo unos a los otros. Y el maloso, tranquilo, sin pelear aún. La derecha cansada de ir de un lado a otro, en el exterior, sin conseguir nada contra el presidente venezolano, y menos contra el chavismo, escogió el mes de abril para jugársela el todo por el todo. Arremetieron rápidos y furiosos contra todo lo que se encontraban en su camino, en especial en la zona del Este. Propiciaron marchas saqueadoras, con heridos y muertos. Era la carta que les quedaba para quedar bien con Almagro y el imperio. Pero les salió el tiro por la culata. Sí señor, como usted lo está viendo. Pero se estrellaron contra el maloso. Contra la astucia, contra el coraje y el amor por el legado de Chávez. Y fue cuando Maduro, el maloso, el indestructible, el hueso duro de roer, sacó de su manga una carta desde el mero centro de la Constitución Bolivariana, y se las lanzó en la cara… ¡Cojan su gallo muerto!

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La convocatoria, por parte del presidente obrero, a una Asamblea Constituyente originaria, les ha acertado el más duro golpe a los lacayos del imperio, pupilos del funesto Almagro. Pues, él está facultado por la propia Constitución Bolivariana, según los artículos 347, 348 y 349, para convocarla. ¿Y ahora? Ahora, los más radicales, liderados por Capriles y Guevarita, han llamado a la desobediencia y actos que rayen en el terrorismo. Buscando, con ello, lo que no se les ha perdido… Es decir, buscando que le pongan los hierros y los manden para Ramo Verde. Los demás están jugando a la candelita en un bajo perfil. Sin embargo, más temprano que tarde, tendrán que definirse: o se dejan bozalear por quienes nada tienen que perder, como el señor Capriles, o se sientan a dialogar con el gobierno. No les queda otra. Les llegó la hora de definirse, o están con los violentos y terroristas, o están con la paz.

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El Papa Francisco, desde hace tiempo viene haciendo lo que le toca como el máximo jefe de la iglesia cristiana. Rezando por la paz en Venezuela, y ofreciendo sus buenos oficios para oposición y el gobierno revolucionario, en un acto de amor por la patria, se sienten en una mesa de diálogo, como única forma de dirimir cualquiera diferencia. Hace días hizo un llamado, que podríamos llamar de desespero, para que vayamos al diálogo. Y él, de buena fe, y con la información directa que le llega, dijo que la oposición estaba dividida y eso dificultaba el diálogo. La dirigencia de la MUD reaccionó, como siempre lo hacen. Y respondieron. "La MUD no está dividida". Pregunto: ¿Qué se puede inferir del video que divulgó Mario Silva en su programa, donde la señora de Ramos Allup, Dora D´agostino, habla por teléfono con su padre, y le manifiesta su preocupación por el caos que hay en la oposición. Aceptó que hay vandalismo y terrorismo en las acciones que lideran la señora Lilian Tintori y Freddy Guevara. Ella manifiesta a su padre que está cansada y su cara quemada de tanta marcha, sin resultados positivos. Y para cerrar con broche de oro, acepta que Maduro no puede abandonar el poder, porque fue elegido mediante el voto, y aún su periodo no ha terminado. ¿No están divididos? A otro perro con ese hueso…

Agregado:

Muchas gracias a mis familiares, amigas, amigos y lectores que se han preocupado por mi salud. Les informo que estoy vivito y coleando. Golpeadito, pero vivito. Listo para seguir en la lucha, desde la trinchera que me toca. Estoy con ustedes, sin distingos. Gracias, de nuevo.