Quizás porque no fue favorecido con esa "luna de miel" que se inició cuando al General Eleazar López Contreras la oposición lo favoreció dándole un año de tregua en 1936, privilegio este que los fascistas le negaron a Chávez y por ello no tuvo tiempo para examinar con lupa a sus más cercanos colaboradores. Sin embargo, fue transcurrido el tiempo que se puso conocer que el Palacio de Miraflores estuvo infectado de cualquier cantidad de traidores, de cuerda flojas, enmascarados y pare usted de contar. Y decimos esto sin temor a equivocarnos, porque viendo a la mayoría de integrantes de esa llamada "Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución", suerte de un club de despechados, lo primero que se nos ocurre preguntarnos: ¿porque nunca movieron la boca para señalar desaciertos y formula propuestas para perfeccionar el inédito proyecto chavista? ¿Se justifica que esperaran que los sacaran del alto gobierno para descubrir demasiado tarde cualquier cantidad de supuestos desaciertos? ¿O fue por miedo, cuidar el cargo y congraciarse con el inquilino de Misia Jacinta, que jamás ninguno de ellos se atrevió alzar la voz para alertar y sugerir mejores opciones?
Con todo ese necio alboroto que han montando para tratar de descalificar el gobierno de Nicolás Maduro, uno llega a pensar que ciertamente no hay peor astilla que la del mismo palo, pues con tanto chalequeo cualquiera llegaría a pensar que Chávez no sabía que estaba durmiendo con el enemigo al lado, y que en condición suspensiva también se tramaban unas cuantas puñaladas traperas.
Y en cuando a los pueriles argumento que esgrimen, no vale ni siquiera la pena mencionar ninguno, porque todos forman parte de una agenda de despechados, entre quienes abundan aquellos que añorarían volver de nuevo a saborear las mieles del poder. Verdad que con amigos como estos, no hacen falta enemigos. O me equivoco.
