Primero, lo primero. Por ahí leí un comentario de un compañero, decía muy acertadamente que si la convocatoria a la ANC proviniera de la oposición encarnada en la MUD, la venderían como "bendecida y afortunada". Hablando claro, la estarían presentando como un "instrumento legítimo" para obligar al "régimen, brutal y dictatorial" a no "reprimir" más sus "manifestaciones pacíficas" y para dialogar su salida/rendición, que en definitiva, es el único diálogo que buscan y/o esperan. Ellos encarnarían al Poder Constituyente Originario y el Presidente Maduro a la "represión brutal de la dictadura".
Lo cierto, es que debemos contextualizar el asunto y ver el panorama lo más completo posible: ante el nuevo esquema económico que plantea la caída de los ingresos petroleros, por causa del "fracking" y la entrada de nuevos actores al mercado petrolero, nuestros ingresos se vieron mermados hasta en un 80% derivando en la crisis económica y social frente a la que estamos. Lo que fue interpretado por todos los sectores políticos, como un clamor de cambio. Sustentado en 2 millones de compatriotas, que antes votaban por Chávez y hasta por el mismo Maduro, que sencillamente no salieron a votar o inclusive, una buena parte de ellos lo hizo por la alianza opositora MUD, que por cierto, con un 56% de los votos obtuvo el 67% de los escaños, después de años repudiando el sistema de circuitos electorales y pataleando por una cantidad de votos proporcional al número de escaños, y que justo así fueron favorecidos esta vez. Hay que precisar que quienes defendimos el sistema circuital, pelamos bola, porque esta vez se volteó en contra nuestra, dura verdad, pero esta arma de doble filo, queda para otro análisis sobre este tema exclusivamente. Como sea, se constituyó el más duro golpe electoral que recibiría un chavismo acostumbrado a amplios triunfos con apenas una ajustada derrota.
En definitiva el mensaje fue claro. La mayoría quiere un cambio. Pero el cambio es una cosa muy compleja, puede ser un cambio en la situación, un cambio de políticas y medidas, un cambio de políticos, un cambio de reglas de juego. Literalmente hablando el cambio en un sentido amplio es definido como la transición de un estado a otro.
Y en ese escenario nos hemos desenvuelto en los últimos meses. Una sociedad que espera el cambio y la definición gramsciana de la crisis que se produce cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.
Ajá, leyó hasta aquí y pensó "lo viejo es el socialismo y lo nuevo es aquello que piensan los guarimberos jodiendo en las calles", pues no. Porque el socialismo es la etapa de transformación desde el capitalismo y el Estado de Derecho burgués a la utopía comunista en la que el estado desaparecería por la desaparición de la opresión. Bello, ¿verdad? porque el socialismo es teóricamente un cambio.
Pero tampoco es así de fácil. Puertas adentro, en un chavismo sentido por los viles asesinatos de Robert Serra y Eliécer Otaiza dimos por sentado, que esas muestras trágicas del fascismo más opositor, servirían a nuestro pueblo para tener presente por qué luchamos y por qué deberían defender la revolución a punta de votos. Y recién habiendo hecho el cambio forzado de Chávez a Maduro, nos estancamos. Manipulamos al poder popular a conveniencia y excluimos las voces disidentes con el resultado ya expuesto.
Así navegamos el 2016, con Nicolás Maduro al mando del bote, el ancla echada de una AN "Adeco burguesa" y el viento de la OEA soplando en contra y creando tempestades. Pero el Presidente Nicolás Maduro, ha demostrado una gran habilidad política y logró mantenerse al mando, arrastrando el ancla y sorteando tormentas, al punto que salió un meme de un porfiado con la cara de Maduro y la leyenda "se tambalea, pero no se cae", que muy bien ilustra la situación.
Pero igual el juego se trancó inevitablemente; la oposición decidió tomar todas las opciones que tenían en 2016, a saber: referendo, constituyente, enmienda, renuncia, supuesta nacionalidad Colombiana y abandono del cargo, entonces, como decir todo es no decir nada, a la brava como nos tienen acostumbrados, se entramparon en violencia, muertos, radicalismo y su última evolución: "puputovs". Se dejaron llevar por su sector más extremista y se empeñan en seguir ahí con la falsa promesa "hoy no lo tumbamos, mañana sí".
En un país ávido de cambio, la derecha se repite en sus vías de no-retorno, estrategia poco envidiable, recordar: 2002 paro y golpe. 2002-2003 paro petrolero. 2004 revocatorio perdido y fraude. 2005: abandonar elecciones legislativas. 2007 guarimbas hasta que renuncie. 2013 cantar fraude. 2013 municipales capri-plebiscito perdido. 2014 guarimbas hasta que se vayan.
Diluyeron su propia posibilidad de plantear un cambio político y jurídico con una AN con mayoría absoluta. Nada más. Y no cambiaron. Guabinearon entre acatar al TSJ o no y terminaron en el desacato y la nulidad. El desespero del ahora o nunca y la soberbia de ponerle fecha de caducidad al presidente, declararlo en "abandono" y llamarle "dictador", poniendo al legislativo al margen de los espacios políticos democráticos, violando los principios de cooperación y respeto entre poderes y echando por la borda el interés supremo del Estado -del que la AN, Gobernaciones y Alcaldías opositoras forman parte- que es la paz. Han terminado convocando y arengando jóvenes en las calles de Altamira a tirar piedras, quemar cauchos, levantar barricadas y recoger excremento en botellas para lanzarlas a los cuerpos de seguridad. Tremenda propuesta, refrendada con muertes obviamente provocadas.
Con ése escenario nacional, es que el Presidente Nicolás anuncia la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente. Y el problema que enfrentan en la oposición oficial, ya no es si quieren ir a esta, es cómo lo harían sin que los radicales se volteen a verlos con las "puputovs" en mano y se las estrellen encima. Ahí si se terminan de joder.
Es un poco triste, ellos que hace nada coquetearon con la idea de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente "bendecida y afortunada", no tuvieron la capacidad de asumirla en serio y poner a andar la propuesta. Ese es todo el peo. Que Nicolás Maduro sí concretó la decisión y la puso a andar, lógicamente, desde su perspectiva y en uso de la facultad que le confiere el 348 de la CRBV.
Pero igual siguen sembrando la duda, escudados en el argumento de que esa convocatoria debe estar respaldada por un Referendo Consultivo, como ocurrió en 1999. Por decisión de la Corte Suprema de Justicia. Y hay que saber explicar que esta decisión se toma, porque la Constitución de 1961, ni siquiera contemplaba la creación de una Asamblea Nacional Constituyente y no daba ninguna facultad al presidente. Pero la de 1999 sí y aunque no dicta los pasos, para no interferir con el Poder Constituyente Originario, establece cuál es el objeto de una ANC y quién tiene la iniciativa de convocar.
No se puede atacar o deslegitimar una propuesta que no se conoce, por eso hay que esperar la publicación de las Bases Comiciales para poder opinar, pero lo más seguro es que en estas se establecerá que la ANC como Poder Constituyente Instituido, someterá a referendo aprobatorio (que si no resulta será denegatorio) al nuevo texto constitucional que de ella haya surgido, que por lo menos hoy, tampoco conocemos y que apenas se va a comenzar el desarrollo y debate de las propuestas que irán a discusión a la ANC. Al final, siempre pasa por la voluntad del pueblo la aprobación de un nuevo contrato social y será mediante un Referendo Aprobatorio.
Por el chavismo, los que apoyamos al presidente Maduro nos encontramos re-moralizados por la concentración del 19 de abril y la retoma de la iniciativa en la conducción del tablero político por un lado y por otro porque la Asamblea Nacional Constituyente representa el espíritu de transformación y evolución permanente que bien nos inculcó el comandante Chávez. El tan anhelado "cambio" llega de la mano de Nicolás Maduro, con una propuesta de alta política, que replantea las bases sociales, reglas de juego, forma y funcionamiento del estado y que pretende sin miedo alguno, dar el libre debate del país que todos necesitamos, en el que cada quien defenderá su visión y presentará sus propuestas publicamente. Y eso está muy lejos de "consolidar un golpe al legado" o un "régimen dictatorial" que busca suspender elecciones.
La sobrevivencia depende de la capacidad individual y social de adaptarse a los nuevos entornos y adaptarse te lleva inevitablemente a evolucionar. No lo digo yo, lo dice la ciencia. La MUD no cambia y Maduro propone una evolución necesaria.
No podemos optar en simplemente mutar y evolucionar. Necesario es evolucionar.
Ps. Lo único que diré al chavismo autodenominado "no-madurista", es que las razones por las que perdimos el favor popular, están basadas en que muchos, incluidos ustedes sintieron ese "más de lo mismo" y "siempre la misma vaina", precisamente, súmense y participen. Si después no les gusta el resultado del texto que salga de la ANC, sigan el ejemplo de Brewer Carías y manden a votar en contra. Pero con participar, no tienen nada qué perder, no son Capriles arengando guarimberos a destrozar las calles de su propio estado. Igual los radicales guarimberos ya los odian. Nunca es tarde. Demuestren que creen en los poderes creadores del pueblo.