A muchos abogados no se les entiende: El TSJ tiene especialidades jurídicas, una de ellas es la Sala Constitucional. Creemos que opinar fuera de esta sala en asuntos constitucionales es una flagrante injerencia entre colegas que desdice mucho de la profesionalidad en juego.
A tales efectos, muy posiblemente el propio Tribunal Supremo deba abocarse a velar por la disciplina laboral en el seno mismo de este magno Tribunal.
El pueblo lego y los ciudadanos de a pie esperamos que nuestros honorabilísimos magistrados se pongan de acuerdo para bien del país, y de la humanística profesión del Derecho ya que, de no ser así, estaríamos dando pésimos ejemplos muy antipedagógicos a nuestra juventud sobre el Derecho, una seudociencia ya cuestionada desde hace más de un siglo y juzgada filosófica, sociológica y económicamente como un técnica en principio al servicio de la clase dominante en cada sociedad.
Si a esa realidad se le suma la carencia de acuerdos internos entre los mismos magistrados, por ejemplo, estaríamos, entonces, dando una clara justificación para que el Derecho y lo que sus imprescindibles servicios sociales representan , corran definitivamente a cargo de los tribunales comunales que antes de lo que pensemos estarán constitucionalizados en la flamante Asamblea Nacional Constituyente que se halla en ciernes.