Poncio Pilato se quedó pendejo, en comparación con el caradurismo de Jorge Giordani, ministro de Chávez que tuvo la mayor injerencia en el diseño del modelo económico de la revolución bolivariana. Ahora, de manera repentina nos sorprende cuando intenta curarse en salud lavándose la mano, negando así que fue uno de los que amamanto esa criatura llamada socialismo del siglo XXI.
Como quien nunca quebró un plato, Giordani pretende tapar el sol con un dedo cuando pasar por debajo de la mesa que fue nada menos que Ministro de Planificación en cuatro oportunidades, hasta que Maduro decidió despacharlo a su casa. Frente a tamaño descaro habría que preguntarle: ¿qué carajo hizo para evitar que haya inflación, recesión, desabastecimiento, especulación, inseguridad, incertidumbre y pare usted de contar? ¿Cómo cree que podrá librarse de responsabilidad, si nunca movió la boca para hacer señalamientos que nos evitaran males mayores? ¿Cómo puede caber tanto cinismo en una humanidad?
Fue durante su desempeño en el tren ejecutivo de Chávez, que en Venezuela nuestro Producto Interno Bruto observo un crecimiento astronómico, y sin embargo el flamante planificador no adopto medidas preventivas, pues es archisabido que en toda actividad económica hay tiempos de abundantes espigas, y también de vacas flacas. ¿Por qué en vez de andar montando un teatro fingiendo preocupación por nuestro destino, admites más bien que fallaste cuando finges para fingir que estas sumamente por por no desempolvar a tiempo aquella vieja consiga de que debíamos "Sembrar el Petróleo", eslogan atribuido a Uslar Prieti o Alberto Adriani durante la primera mitad del siglo pasado.
Giordani, a tu edad te queda muy feo intentar exculparte con excusas baratas, y por ello deberías meterte en la cabeza que nos jugamos el destino republicano; y que en esta hora crucial lo mejor es sincerarse, en vez de criticar por criticar en la cómoda posición de ver los toros desde la barrera. ¡Qué manguangua! Así cualquiera podría disfrazarse de héroe salvador de la patria. O me equivoco.