Está claro que en la ANC votarán los electores nacionales, regionales, municipales y comunales; se trata de un nuevo mapa político, en remplazo del saliente que sólo recogía tres envolventes e híbridos componentes políticos: Presidenciales, regionales y municipales, pero, además, dentro de cada uno de esos componentes participarán directa y protagónicamente todos los sectores de acuerdo a sus pesos de nacionales, regionales, municipales y comunales.
Obviamente, la clásica división política representativa que hasta ahora hemos conocido data del siglo XVIII, más o menos. Ahora ella entrará en su fase terminal ya que hasta ahora sólo votaban quienes pertenecían a un partido político en particular ora como directivos y fundadores de esas híbridas asociaciones electorales, ora para simplemente hacerse representar por alguno de esos cabecillas de partidos, y para lo cual obviamente debían estar preinscritos e inscritos políticamente como una persona a secas, sin importar su tipo de trabajo, ni su estado económico, ni su grado de educación ya que únicamente tenía que exhibir sus correspondientes credenciales de carnetización.
Se ha tratado de credenciales diseñadas, entregadas y condicionadas a la conveniencia absoluta de los directivos de tales partidos políticos.
Tal división partidista ha separado de raíz a los trabajadores de un mismo ramo industrial, a los colegas profesionales de una misma especialidad, a los campesinos en general, a los deportistas, artistas, a los estudiantes, etc., etc.
Ha negado la unión sectorial de los proletarios en general y tenemos, por ejemplo, zapateros enemistados porque pertenecen a partidos políticos diferentes, cosas así.
Se trata, pues, de una asombrosa, ingeniosa y potente estrategia política que le ha garantizado a la clase dominante burguesa su control sobre la población electoral más importante tanto en calidad como en cantidad.
Hablamos de la clase de los trabajadores y trabajadoras de los obreros y obreras, de campesinas y campesinas, de pescadoras (?) pescadores, de artesanas y artesanos, de técnicas y técnicos, de los proletarios en pocas palabras.
Es que mediante tamaña estrategia la burguesía se ha garantizado la explotación de los asalariados, pero además se ha blindado contra la posible unión de los proletarios, un pedimento marxiano que sigue vigente, pero que el propio Simón Bolívar antes de Marx, comprendió acertadamente que los partidos políticos debían desaparecer para que la sociedades americanas por las que dio su vida, sus riquezas y glorias pudieran garantizarnos un final feliz en correspondientes sepulcros.
Marx se acercó a la causa de las divisiones sociales dentro de la masa obrera y campesina, pero no contó con tamaña y burguesa estrategia divisionista de los proletarios a través de los partidos políticos.