Algunas Imperfecciones de la CRBV

¿Puede, acaso, considerarse perfecta una Constitución, como la vigente en la República Bolivariana de Venezuela, que adolezca de las siguientes irregularidades de notoria inconveniencia para los trabajadores y para el Poder Ejecutivo Nacional, y correspondientemente contenga como efecto derivado tremendas prebendas y beneficios para la empresa privada que hoy, paradójica y patéticamente chilla y rechilla porque Maduro no los complace con una mayor suma de facilidad de dólares, de libres precios, una mayor suma de felicidad empresarial, como dijo alguna vez el inexperto[1] y joven Bolívar? :

1.- La CRBV del año 1999, Título III, Cap. V, Art. 87, dispone: "Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar.", como si alguien pudiera darle trabajo a quien trabaja.

Es así como el patrono ha lucido como benefactor de los trabajadores y no como su explotador.

En ese mismo Art. 87 se obliga al Ejecutivo Nacional a garantizarles empleo a los trabajadores y en condiciones dignas...

Allí se recoge que "es fin del Estado fomentar el empleo de los potenciales trabajadores y otras obligaciones estatales que nos indicarían que estamos, de acuerdo con ese artículo, en presencia de un solo empleador, o sea, el pendejo Estado, de tal manera que la empresa privada, al parecer, no está interesada en darle empleo a ningún trabajador.

Claro que si el ese Estado pendejo les financia sus empresas "privadas", los colma de dólares baratísimos como lo hizo el ingenuo Hugo Chávez[2] por conseja de sus favoritos y adorados papás putativos y Planificadores que todos conocemos, entonces, el empresario privado no tendía razones para despreciar esa manguangua presupuestaria, ¡y mire usted cómo la aprovechado!

Pero ella, la burguesía, sobre la base constitucional de esta vigente CRBV ahora quiere más, más y más.

De allí que no debe extrañarnos para nada la sumisa, obediente, cegata y pendeja entrega de dólares que a manos llenas, por parte de los planificadores iniciales que tuvo el Presidente Chávez, persona, ésta, que a la luz del presente día sí puede considerarse engañado por la burguesía y sus representantes constituyentistas de aquella celebérrima ANC que parió la actual Constitución que muchos y muchas dan por acabada e irreformable.

Otra perla:

Art. 91, Aparte único, ejusdem: "El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado (negrillas altas mías) un salario mínimo vital que será ajustado cada año...".

Mayor idiotez o complicidad premeditada sindical no pudo concebirse entonces. Ha sido así como el Estado ha estado ajustando los salarios mínimos y su derivados de la empresa privada, de manera que el alto costo de la vida que pudiera sobrevenir de la dinámica económica nacional, o inducir el propio empresariado burgués, y que no pudiera cubrirse con dicho salario mínimo ya no sería en lo adelante responsabilidad de la relación obrero-patronal, sino del pendejo Estado venezolano ya que el desembarazo de la fijación del salario mínimo por parte del empresariado burgués que Luis Miquilena dejó debidamente constitucionalizado como un derecho de los empresarios privados , y en consecuencia también quedó constitucionalizada la obligación del Estado pendejo de fijar dicho salario mínimo, de manera que hoy, por ejemplo, cuando algún trabajador se queja ante su patrono privado por causa de insuficiencias salariales, entonces ese patrono se limita a sugerirle que pase su "disgusto" con el Estado que desde entonces es el único responsable de cualesquiera disparidades entre el costo de la Canasta Básica y los miserables salarios que constitucionalmente fija el Estado.


[1] Esa inexperiencia del Libertador quedaría justificada, habida cuenta que para su tiempo la idea de clases sociales como la burguesa y la proletaria todavía no cobraba carta de ciudadanía científica ya que Carlos Marx apenas tenía 12 años cuando Bolívar muere.

[2] El Presidente Chávez sí pecó de ingenuo cuando puso a cuidar carne a semejantes zamuros, pero también tendría todo el derecho a decir que su papá putativo (L.M.) y su planificador favorito lo engañaron de lo lindo y le metieron tremendo gato por liebre en la redacción, corredacción y revisión de semejante veneno constitucionalizado contra los intereses del proletariado. De allí su práctica de fugadores de divisas, su compraventa de dólares chupados al Estado pendejo, su parasitismo rentístico, todo eso quedaría revelado a la luz de estas elucubraciones.



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Manuel C. Martínez


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