Nadie menos indicado que Vladimir para hablar de traidores y traicionados, pues como el camaleón se ha paseado por varios partidos, sin que se conozca hasta ahora cuál será su próxima militancia política. En 1976, se inició como miembro de la juventud comunista, trabajando como periodista en el Diario Tribuna Popular, órgano divulgativo del PCV. Pero pronto descubrió que el marxismo-leninismo no era compatible con su inclinación por la duche vita, y por ello decide incursionar en la Causa R, organización que critico a hasta la saciedad, y sin embargo paradójicamente resulto premiado con un curul por la Causa R en el parlamento de 1993. Y como ya cambiar de partido se había hecho una mala costumbre, en 1998 se incorpora a la campaña presidencial de Hugo Chávez, y al siguiente año era electo como integrante de la Asamblea Constituyente de 1999. Desde noviembre de 2003 hasta diciembre del 2004 presidio Venezolana de Televisión, y desde 2005 hasta noviembre de 2005 fue embajador de Venezuela en Brasil. Y para colmo de los colmos, sin haber demostrado experiencia ni tampoco resaltarse en el servicio exterior, también para neutralizarle la lengua viperina lo premian nombrándolo vicecanciller para Asia, Medio Oriente y Oceanía.
Con el tiempo se ha demostrado fehacientemente que Villegas es políticamente un pata caliente, que no dura en ningún lado, y por eso ahora lo vemos incursionado con Henry Falcón en Avanzada Progresista, suerte de grupito integrado por ilusos que aparecen en la nómina de empleados de la Gobernación de Lara. Entonces, con qué autoridad moral, Villegas habla de traición y traicionados, si él no aguanta dos pedidas cuando se trata de brincar la talanquera, así sea de gratiñen. Con razón dicen que mono nunca se ve el rabo, y que el diablo siempre paga mal. Y sino que alguien me desmienta.