No hace falta ser psicólogo ni siquiatra, para darse cuenta cuando alguien no está en su sano juicio, y sufra de problemas de conducta que requieran de atención profesional. Ni aquí ni en China, es normal que funcionarios de alto rango en el Poder Público, tenga la desfachatez de repetir tantos disparates, dejando mal parada la institución que tiene a su cargo. Y traemos a colación el asunto, porque causa estupor su insistente saboteo contra la institucionalidad y que desdice de su condición de mujer de Estado. A todas estas, pareciera que la Fiscal General se dejó enfermar por quienes la engolosinaron, haciéndole creer que es presidenciable por considerarse un Pacto de los Montes. ¿Acaso estamos en presencia de otra ilusa conversación entre Don Quijote y Sancho Panza?
El colmo del cinismo se puso de manifiesto cuando esta renegada del chavismo habla de terrorismo, como si ella no tuviera velas en ese entierro. ¿Acaso pasa por alto que su inacción es la causa de que crezca la inseguridad y la zozobra en nuestra sociedad? Por fantasías y dejar de lado el deber ser, ahora paramilitares y guarimberos se pasean como Pedro por su casa. Entonces, ¿Dónde está su sentido de responsabilidad, mientras van más de setenta muertos y cuantiosas pérdidas millonarias? ¿O no hay peor ciego que quien no quiera ver?
En verdad que desconocemos cuales son las razones para que la Fiscal odie tanto a Nicolás Maduro, y que sea por bajas pasiones que ahora exponga su cabeza en una aventura condenada al fracaso. Ya lo decía el Libertador al referirse a estos casos: "El talento sin probidad es un azote".
Que un general de la vieja Escuela de Las América llamado Alexis López, ahora asome sus narices para pronunciarse y montar un show barato, eso no da ni frio ni calor porque se trata de un cartucho quemado.
